Capítulo 5

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Minho conoció a Jisung un lunes por la tarde. El clima era demasiado frío para su gusto y algunas gotas cayendo del cielo anunciaban una próxima lluvia. No había mucha gente en la cafetería debido a que la gente prefería la calidez de su hogar, a pesar de eso, una cabellera castaña asomándose por la ventana del local mientras abrazaba su mochila captó su total atención.
Sabía quien era ya que lo habia visto antes en el lugar. Una vez fue acompañado por un señor que asumió era su papá, el resto de veces que fue solo se sentaba en una de las mesas que daban la vista a la calle y se quedaba durante un par de horas. Sana le comentó que aquel chico era su vecino así que mayormente era ella quien lo atendía y conversaba con él, pero ese día, a diferencia de los otros, el chico se dirigió hacia las sillas frente a la barra dónde le tocaba atender a Minho. La rutina del mas bajo no fue diferente, sacó un libro junto a un lápiz e ignorando su alrededor comenzó a resolver algunos problemas.

Lee había decidido no entrometerse en sus asuntos pero un sentimiento de inquietud y curiosidad que comenzó a nacer en su interior no le permitía despegar sus ojos de él, quizá el hecho de que hoy lucia especialmente apagado. De todos modos, su trabajo era atenderlo, no hacía nada malo al iniciar una conversación ¿Verdad?

—¿Va a querer ordenar algo?—le preguntó.

La mirada del castaño pasó del libro hacia el mayor, su mente estaba procesando que el chico serio y bonito de la cafetería que lo hacia sentir intimidado estaba hablandole. Comenzó a negar y mirar alrededor pero al no ver a la persona que buscaba solo suspiró.

—¿Sana no ha venido?—preguntó sintiéndose algo tímido.

No era lo que esperaba.

—Tuvo que salir un momento ¿la necesitas por algo urgente?—respondió.

El castaño parecía nervioso por la nueva interacción con el chico pero aún así pudo tomar la valentia de comentarle lo que le molestaba. Quizá él podía ser su salvación.

—Necesito ayuda en esto.—señaló uno de los problemas en el libro.—¿Sabes las fórmulas?

No.

Pudo haber dicho aquello y retirarse de una vez para continuar con su trabajo pero por algún motivo no lo hizo, le parecía que el chico de verdad estaba desesperado por ayuda y lograba entenderlo, Minho también detestaba matemática.

—Lo básico, supongo.

El menor volteó el libro para que Minho pudiera observar mejor. Los ejercicios no eran tan complicados y agradeció mentalmente a las clases particulares de matemática que sus padres pagaron durante sus años en la escuela.
Lo ayudó con el primer problema recibiendo un agradecimiento por parte del más bajo pero fue minutos más tarde que este lo volvió a llamar, una y otra vez. Habían sido como unas ocho veces en la última hora.

—Niño ¿no eres tú el que va a la escuela?—suspiró algo cansado por el esfuerzo que tuvo que realizar para entender los problemas.

De verdad odiaba matemáticas.

—Es que no comprendo este tema, por favor—tomó una de las manos del mayor y las unió con las suyas para comenzar a suplicar.

Bueno, funcionó.

Se separó del agarre y se regañó mentalmente por no saber decir que no. Volvió a ayudarlo con los ejercicios durante la siguiente media hora, fue así mediante varias conversaciones como descubrió que su nombre era Jisung y estaba casi por terminar el segundo año.

Sana ingresó al local casi una hora después cuando Jisung por fin había cerrado su libro de matemática. La mayor lo abrazó en disculpa y le agradeció también a Minho tras escuchar emocionado, por parte de Jisung, que él había sido quien lo ayudó con su tarea.
Aprovechando la poca clientela que había ese día, la rubia, en aquel entonces, les invitó a ambos lo que sea que pidieran del lugar, Chan quien estaba en la cocina salió al escuchar el plan de la mayor sumándose al instante en aquel compartir improvisado. Fue agradable, pasar el rato entre todos, reír y comentar alguna que otra situación.

People Watching | MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora