40. Petricor.
No pude dormir la noche anterior, ni la que siguió, ni la que siguió de esa, por el contrario, pasaba las noches en vela.
Mi cabeza dolió cuando me levanté esa madrugada, tenía la esperanza de verla un segundo.
Había pasado mis días encerrada, no me dejaban salir porque sabían que iría a verla. Y ella no estaba lista para eso.
«Solo será un momento», dije mentalmente. Solo un pequeño momento.
La noche estaba lluviosa, podía escuchar las gotas de agua caer por las paredes del edificio. El olor de las flores siendo rociadas por la lluvia estaba impregnado por todo el lugar.
— ¿Revisaste al paciente del piso 2?— escuché que preguntó una de las enfermeras.
Esperé una respuesta de parte de la otra, mientras estaba escondida detrás de la pared. Lo siguiente que escuché fue los pasos de la enfermera, marcharse. Supuse que tenía el camino libre para irme, y así lo hice.
Corrí hasta llegar a la habitación de la castaña. Justo afuera de su cuarto, estaba Alaska, descansando en una silla.
Con mucho cuidado de no hacer ruido, entré en la habitación.
El sonido de la máquina que estaba conectada a Alexandra, hacía un pequeño ruido. Mis piernas flaquearon al tenerla tan cerca.
—Hola, mi pequeña castaña— dije con lágrimas llenando mis ojos—, no sabes lo difícil que es estar lejos de ti.
Tomé su mano, aunque mis dedos temblaban. Fue reconfortante sentir su toque.
—No sé cómo haré para vivir sin ti.
Mi voz se quebró y tuve que esconder mi rostro en la camilla, cuando recargue mi frente en su brazo.
—Ya tomé una decisión, y dejaré que seas feliz con ella— dolió decirlo—, sé que mereces la oportunidad de serlo. Y también me aseguraré de que ella sepa cuidarte, ¿de acuerdo?
» No te haré revivir todo lo malo. Sé que si me quedo, volverán los malos recuerdos... No te preocupes, no tendrás que volver a vivirlo.
Acaricié su cabello, recordando aquella noche que pasamos juntas en mi cumpleaños.
"Su piel desnuda rozaba la mía, mi mano acariciaba su cabello mientras la suya trazaba figuras en mi abdomen.
— ¿Qué pensaste la primera vez que me viste?
Mi mano se detuvo por un momento, evocando los recuerdos de ese día.
—Que no te quedaba bien el cabello largo— dije, recibiendo un golpe de su parte.
—Hablo en serio.
Acomodó su cabeza en mi pecho, continuando con los trazos en mi estómago. No hacía falta nada, más que su toque para encender cada centímetro de mi piel.
—Pensé, que eras una persona muy triste. Milagrosamente, más de lo que yo lo era— contesté a su pregunta—. Pero me molesto verte ocultarlo, te esforzabas tanto por ser fuerte, que solo hacías obvia tu tristeza.
— ¿Todo eso pensaste con verme una sola vez?
—No. Fue la conclusión a la que llegué en mi último día en el hospital— la escuché resoplar—, mi primera impresión de ti... Fue que tenías unos ojos muy bonitos.
— ¿Te gustan mis ojos?— preguntó en voz baja.
—Me gustas tú.
Su piel oliva, era iluminada por la luz de la luna, que entraba por la ventana.
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Nos vemos en las canciones ©
Любовные романыNO SE ACEPTAN ADAPTACIONES NI DE MIS FRASES, NI DE MIS PERSONAJES, NI DE LA HISTORIA EN SÍ. ESTA OBRA ESTÁ REGISTRADA, ASÍ QUE POR FAVOR NO GASTES TU TIEMPO ROBANDO IDEAS AJENAS. Amistad. Amistad es apoyar a una persona siempre, sin importar lo bue...