En el blanco.
Gulf sonrió mirando su flecha clavada, escuchó unos pasos acercarse hasta él y miró a Magda aparecer en el campo de tiro con arco, la mujer traía un traje debidamente diseñado por ella. Se acercaba su graduación, por fin, después de mucho tiempo se iba a graduar. Quería que su familia estuviera con él, pero sabía que eso ni siquiera podía considerarlo. Era mejor de esa manera, el jefe Suppasit le había prometido que después de la ceremonia lo llevaría a verlos. Pronto se trasladarían a una ciudad de China, era lo mejor que estar en esa isla lejos de todo y de todos.
—Joven Kanawut, quisiera que viera el traje y se lo probará, en caso de que tenga que arreglar algo—la mujer sonrió levemente haciendo una pequeña reverencia.
—¿Sabe qué no es necesario traerlo hasta aquí? Gracias, sé que te has estado esforzando mucho por esto.
—Es necesario porque no ha parado de ir de aquí para allá, se ha vuelto un joven muy inquieto.
Gulf sonrió mirándola, miró las flechas clavadas en los tableros y dejó el arco un momento. Miró su traje, había sido hecho a su medida y con los más finos detalles, se lo probó sólo para complacer a Magda. La pobre lo llevaba buscando por más de dos días para que se probará su traje, sino estaba entrenando, estaba en el jardín, sino estaba en algunos de estos dos lugares estaba en el campo de tiro. Desde qué paso eso, sentía una adrenalina corriendo por su cuerpo que no le permitía permanecer quieto.
La conversación qué había tenido con Mew lo ponía aún más nervioso.
"Una vez que escoges este tipo de vida, es imposible salir. No quiero eso para ti..." le había dicho, mientras lo abrazaba fuertemente. Podía sentir las manos de Mew temblorosas, el abrazo se hacía cada vez más apretado como si temiese a perderlo.
"Es verdad que yo no escogí estar en este lugar, quizás... suene algo loco decir que me quiero quedar cuando al principio quería huir de aquí. Pero no quiero marcharme, quiero aprender, porque no quiero... alejarme de ti. No sé qué tan terrorífico sea el infierno en el que me estoy metiendo, pero... enséñame, y el miedo lo impondré yo, no ellos a mí" dijo Gulf mirando al jefe Suppasit, sabía que no estaba del todo convencido con sus palabras, pero aun así se acercó a él y lo besó, de manera suave y lenta, sus dientes mordieron un poco su labio inferior, se sintió bastante satisfecho al escuchar el suspiro que se escapaba de ellos. Mew lo miró con ese brillo tan particular en sus ojos, era tiempo de retroceder, de liberarlo de ese cruel destino que probablemente le esperaba.
Los brazos de Gulf no se lo permitieron, fue derrotado por aquellos besos que se hacían más intensos. Gulf se quitó su ropa quedando al descubierto para él, dejó que lo observará pese a que sentía el intenso calor que provenía de su mirada. Se acostó e inmediatamente sintió el peso de él, besándolo, robándole el aliento, sus manos recorrían con ansiedad su cuerpo.
Mew le dio un beso suave en el centro de su pecho que subía y bajaba por la respiración algo agitada.
"¿Te atreves a seducirme en estas circunstancias?" le preguntó teniendo la voz ronca, no podía evitarlo, el cuerpo de Gulf lo excitaba a tal grado de mandar todos sus pensamientos a la mierda. Lo levantó de repente, provocando que quedará sentado a horcajadas encima de él.
Gulf lo besó sonriendo, sintiendo las manos de él apretar su trasero. Lo empujó con suavidad, acostándolo ahora siendo él quien estuviese arriba, no quería hablar para darle una respuesta a esa pregunta. Introdujo su lengua a esa boca que tanto le gustaba, y sintió como el bulto en el que estaba sentado 'despertaba' poco a poco, se separó de él sintiendo como la respiración de ambos era más estrepitosa, mordió suavemente su cuello y estuvo complacido con los jadeos que le daba.
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M-Malicious (HIATUS)
Ficção GeralSuppasit Jongcheveevat, uno de los más fuertes jefes de la mafia Tailandesa, se enfrentará con un gran dilema en su vida: "¿Realmente esto es lo qué quieres?" El joven que apareció en su vida en ese momento, hará que se cuestione algunas cosas que...