«Y aunque hayas jugado conmigo, de esa forma tan cobarde, y me hayas hecho añicos el corazón, te seguiré amando como la primera vez.»
➙ Armario: Armando Top! Mario Bottom!
➙ género:Angustia, drama & romance.
➙ au universitario.
➙ mención de drogas.
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El sonido de la lluvia era lo único que escuchaba Armando, mientras se encontraba sentado en una de las tantas mesas que había en la cafetería.
Luego del encuentro con Calderón, él le había ofrecido ir ahi para recordar "viejos tiempos", aunque solo había sido solo una tonta excusa para empezar a ganarse la confianza del castaño.
Frente a el, se encontraba el antes mencionado, tomando una taza de café con leche.
Carraspeó llamando la atención de Calderón.
—¿Tanto tiempo sin vernos, no Calderón? —pregunto tratando de sonar amigable.
El castaño lo miro, bajando la taza que momentos atrás de encontraba en sus labios.
—Si —lo escuchó suspirar— Creo que fueron unos ¿5 o 6 años? —frunció el ceño intentando recordar.
—Fueron 7 años —tomo un sorbo de su tinto.
—¿Y dónde se me había escondido todos estos años? —bromeó el castaño con una pequeña risa.
A Armando no le pareció gracioso, ya que 5 de eso años se lo había pasado en un internado para volverlo "normal".
—Me enviaron al extranjero —mintió.
Calderón lo miro con asombro.
—Ah, con razón —murmuró para si mismo— ¿Y que carrera está estudiando?
—Ingenieria Industrial.
—¿Enserio? —rio Calderón— pensé que estudiaría algo relacionado con la empresa de su padre, como economista o algo asi.
Armando hizo una mueca fastidiado.
—¿Usted que carrera está estudiando, Calderón? —cuestiono, fingiendo no saber.
—Administración de empresas —respondió tomando un sorbo de su café.
—Que bien por usted —arrastro sus palabras, dando un bostezo.
—Si —dijo, para luego ambos quedar en un silencio incómodo.
Miro su reloj de mano distraídamente.
Eran las 7:13.
Acabo de un sorbo todo su café, fingiendo estar preocupado.
—Lo siento Armando, pero ya me tengo que ir —se paro de su asiento, sacando 54 pesos de su bolsillo, para dejarlos en la mesa— ahí dejo el dinero del café.
Cuando se encontraba por irse, Armando lo tomo del brazo.
—Espérese, yo lo llevo —murmuró sin soltarlo— solo pago, y nos vamos.
—No se preocupe —intento soltarse del agarre de Armando— yo puedo irme en un taxi.
