Capitulo 4. Brasas sobre flores

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Toda rebelión...
Todo alzamiento contra el poder empieza siempre de la misma forma.

La metafora es simple.
La cerilla encendida simboliza la idea.
Y el incendio que causa es la fuerza imparable con la que arremeten aquellos que, aferrándose a esa idea, luchan por llevarla a flote a cualquier coste.

Principalmente, esa cerilla se prende para aniquilar a las malas hierbas que se han extendido tanto, que no dejan crecer las flores.
Las mantienen vivas... pero no las dejan desarrollar su belleza.
Esa llama se prende, para poder dejarles un margen y poder prosperar.
Es un noble sentimiento, aquel de proteger la belleza y de luchar por ella, por la libertad, para eliminar la maleza que no te dejan moverte y que controlan cada uno de tus movimientos.
Alguien debe hacer algo para parar está situación.
Y siempre hay gente dispuesta a ir en contra del sistema.
De luchar contra el control de las enredaderas para liberar a las flores.
Y se adentran en la lucha y prenden sus antorchas con el fuego de la idea y con ella en sus manos, tratan de transmitirla a los demás.
Y cuando la batalla se vuelve más dura lanzan sus antorchas contra el enemigo.
Las enredaderas resisten y entonces el fuego se intensifica.

Ahora, aquel fuego, antes manso y apacible, que trataba de iluminar a los desprotegidos, se descontrola y empieza a devorar la tierra dejando solo cenizas tras él.
Y entonces, cuando solo se centra en destruir al enemigo... se olvida de que también tenía que proteger a las flores... y acaba quemandolas también.

Y la pregunta que sigue es... ¿Valió la pena?
Acabamos con el enemigo pero... nos convertimos en unos monstruos y ya no queda nada más que nosotros en un mundo vacio.

.

-El experimento numero cincuentaisiete a fallecido- declara una carraspeante aunque delicada voz -Sin embargo, la forma de muerte a sido muy diferente a las anteriores y la mutación a durado más de lo normal, pronto... shimer alcanzará todo los estándares para pasar a la siguiente fase.

Parece que habla al vacio, sin embargo hay otras dos presencias en el oscuro laboratorio frente a un enorme acuario de peces de Aguas Estancadas.

-El efecto secundario sigue siendo la muerte, sin embargo el experimento a durado... dos días. El siguiente paso es tratar de estabilizarlo para que no cause el fallecimiento del sujeto de pruebas.

-¿Cincuentaisiete fallos para conseguir que un ratón viva dos días?- dice la voz de una joven.

-Prefiero considerar que he dado cincuentaisiete pasos hasta un considerable avance.
El metodo científico requiere tanto dedicación como paciencia. ¿Quien sabe? Podrías estar dejando el experimento a medias justo antes de llegar a su conclusión.

-Lo que tu digas vejestorio- refunfuña la chica soltando una humareda por la boca al apartar su cigarro.

-Creía que había quedado claro que no tolerabamos las faltas de respeto entre nosotros, Clarisa- contesta el científico con un tono irónico.

-No me gusta este sitio.

-Pues vete a dar una vuelta- interviene otra voz -Esto será una conversación de adultos asi que mejor vuelve cuando te volvamos a necesitar.

-Entendido- contesta la chica.
Y tras escuchar unos pasos se oye un chirrido de puerta metalica abriendose y despues otro para cerrarse.

-El shimer es complicado, actua de forma predecible pero incontrolable por contradictorio que suene.
Las células aceptan el mutajeno en seguida pero acaban muriendo por la sobredosis que produce el cambio físico.

-¿Crees que lograras controlar esos efectos secundarios?

-Con tiempo todo llega... no falta mucho para que podamos experimentar en humanos.
De momento parece ser que el estado de dependencia al shimer es tan incontrolable que el organismo de los seres vivos apenas tarda unos días en autodestruirse.

-Quiere decir... que sigue el mismo patrón de los esteroides comunes.

-Pero esto te arranca todo el raciocinio para convertirte en una bestia. Seres que son facilmente manipulables y dotados de una fuerza inigualable.

-Armas.

-Exacto Silco, soldados, herramientas, perros de presa, como quieras llamarlos.

-Bien, esta causa... necesita soldados fuertes que no se detengan ante nada.
A fin de cuentas, la única manera para derrotar a un enemigo es conviertiendose en lo que más teme.

-Puedo simpatizar con esa idea tuya. Pero debo avisarte de que proyectos así llevan tiempo y no todos los seres de este mundo tienen la paciencia y dedicación necesaria para llevarlos a cabo.

-Hasta que llegan las excepciones- contesta Silco.

-Ja... si... hasta que llegan.

Se genera un tranquilo silencio que da a ambos la señal de que la conversación a finalizado.

Silco da unos pasos y tal y como lo hizo Clarisa, se marcha haciendo chirriar la puerta dos veces.

El silencio se apodera del laboratorio y Singed queda solo frente al cadaver del ratón.
Reflexiona, cierra los ojos y recuerda.

-Hija- pronuncia debilmente.

Y esa palabra se pierde en la semioscuridad.

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