Capitulo 1. Volvamos a vernos

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Es medio día en la fascinante ciudad de hierro y cristal. Piltover.
La gran metrópoli, la ciudad del progreso.
El cielo azul sobre ella es continuamente surcado por inumerables embarcaciones aereas que entran y salen dejando mercancías y visitantes de todas partes y de toda clase.

El mayor centro cultural de Runaterra, una de las pocas naciones que ha conseguido una estabilidad social que ha garantizado la paz y la calma en sus laberinticas calles.

¿Que clase de paz es la que afecta unicamente a la mitad de una nación?
Un acuerdo un poco selectivo podríamos decir.

Bueno... una bella paz empezada por el tejado.

Y hablando de tejados...

-Juro y perjuro que si tenemos que volver a usar el canalón de desechos como via de escape, no volveré a subir aquí arriba- habló Mylo que no cesaba de resoplar en ningún momento.

-Lloriqueas mucho Mylo- contestó Vi, a la queja de su compañero- centrate en caminar sobre el tejado sin tambalearte como un frasco de alcohol entre los dedos de un borracho ¿Quieres?

-Dejadlo ya, si empezáis a subir el tono la gente del ultimo piso bajo este tejado nos oirá- alertó Claggor, con voz lenta y grave -Y entonces llamarán a los vigilantes- añadió tragando saliva, con un gesto preocupado.

-Para cuando llegará el cuerpo de guardia más proximo nosotros ya estariamos tres manzanas más lejos, por eso no te procupes- tranquilizó la chica.

-Para ti es fácil decirlo- Comentó Mylo -Cualquiera desearía tener la habilidad que tienes tu para escalar y correr.

-Pues entrena en vez de practicar con tu llave maestra- le contestó la chica mientras se deslizaba por el descenso de un tejado y saltaba hacia el otro -No es un salto largo, venga, rápido

-Menos mal que no llevamos a Powder... esto le viene muy grande por ahora- declaró Claggor suspirando después de haber dado el pequeño salto.

-Aún no está preparada, pero eso lo arreglará con entrenamiento y un poco más de edad- justificó Vi.

Mylo fue el ultimo en cruzar.
Una vez todos en el edificio contiguo al anterior procedieron a subir la cuesta arriba del techo.

-¿Cuanto queda hasta esa "sorpresa" que querías enseñarnos Vi? No se si merece el riesgo de que nos metan en la cárcel... si solo ibamos a hacer turismo podríamos haber ido por la calle ¿no crees?- preguntó Mylo.

-¿Y que al cruzar por la calle empezaran a sospechar de nosotros, antes de haber puesto un pie sobre la acera? Ni hablar, si por las pintas que llevamos todo el mundo sabría que somos de la ciudad subterránea y eso es como un distintivo despreciativo- contestó Vi al tiempo que subía por las tejas -Basta conque haya un vigilante lo suficientemente cabron como para inculparnos de un delito que del que ni siquiera somos los responsables... y de esos hay por todas partes -Añadió aprentando los puños. Hizo una respiración honda para calmarse -En todo caso... no falta mucho, hemos hecho casi todo el trayecto, ahora bajaremos hacia la calle, por un callejón y desde hay lo veréis.

Los trés jovenes bajan por los alfeizares de la fachada de la casa y uno a uno fueron tocando pie en el suelo del la estrecha callejuela.

-Por aquí- dijo Vi agachandose y andando lentamente.
Trás unos segundos de absoluto silencio se apoyó con la mano y se irguió para recorrer el resto del callejón.

Los otros dos la siguieron con mucha discreción.

La callejuela se terminaba frente a la pared de un edificio, pero en realidad solo había que girar a la derecha y tras unos metros en linea recta volver girar, esta vez, hacia la izquierda.
Era un pequeño error arquitectonico en el orden cuadriculado de las casas.
Pero nunca lo habían arreglado asi que seguramente nadie se había quejado.

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