· after the storm ·

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Esta historia, al igual que varias de las anteriores, es un AU de mis historias I Didn't See You and this is me trying.

Recomiendo haber leído al menos una de ellas (especialmente this is me trying) antes de leer este one-shot. Lo escribí una de esas veces en las que releía mi historia y me arrepentía o me enfadaba por cosas que ya no podía cambiar.

Esta va por ti, Verónica 💙


No sabía por qué había tardado tanto tiempo en debatirse entre lo correcto y lo incorrecto

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No sabía por qué había tardado tanto tiempo en debatirse entre lo correcto y lo incorrecto.

Lo incorrecto era sumamente cómodo, pues era lo que conocía desde siempre. Era tan familiar para él lo incorrecto que, en teoría, debía sentirse a salvo siguiendo ese camino que solía recorrer con tanta facilidad.

Solo que no era así. Lo incorrecto le provocaba pesadillas, náuseas, un malestar continuo, una ansiedad que no se iba jamás. Provocaba que odiara cada segundo de sus días y fuera incapaz de mirarse al espejo.

Debe de haber algo bueno.

Cuando acabe todo esto, debe haber algo bueno.

Solo tiene que pasar esta tormenta.

Pero la tormenta nunca pasaba. Le calaba los huesos y le helaba la sangre. El agua se le metía por las orejas y salía por sus ojos constantemente, porque nunca dejaba de llorar. Se ponía de rodillas siempre que llegaba a casa y miraba al cielo, esperando una señal.

La buscaba siempre a ella, tratando de ganarse su perdón o una pizca de su piedad, pero nunca la encontraba. Bella seguía ahí. Podía observar su cuerpo menudo encogido encima del sofá, enrollado en una manta y mirando hacia la televisión como si pudiera viajar a través de ella.

Seguía ahí, pero era muy consciente de que, en realidad, se había ido hace tiempo.

¿Me podré ganar alguna vez su perdón?

Tuvo claro cómo sentirse digno de su perdón otra vez cuanto le tocó la primera guardia con Verónica Bellamy. La joven estaba ahí, tirada en su celda, tratando de peinarse el cabello utilizando los dedos como si fueran garras. A pesar de llevar meses encerrada y de que no la dejaban ducharse prácticamente nunca, la chica no mostraba un aspecto desagradable.

Lo que sí era desagradable eran los insultos que salían por esos labios. Adler tenía que intentar no reírse cuando se metía con Bellatrix, aunque se guardaba los mejores para Imogen.

—¿Te vas a quedar ahí mirándome quieta como la lagarta que eres o vas a hacer algo? —le decía, cuando Imogen observaba la tortura desde una esquina de la habitación—. ¿Sabes? Los lagartos se ponen bajo el sol, pero igual si tú te pones debajo te desintegras, como las momias.

Imogen no respondía nunca a las provocaciones; era Bellatrix la que se ensuciaba las manos, así que Verónica se divertía, entre gritos, metiéndose con las dos. Adler miraba a Draco y pensaba lo mismo que él: aquella chica era dura. Emma era menos elocuente, quizás, aunque soportaba mejor las maldiciones. Verónica simplemente se quedaba callada cuando no podía aguantar más y se desmayaba.

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