UNA CONVERSACIÓN Y LAGRIMAS DE EMOCIÓN

15.8K 1.2K 83
                                    

-¿L-Lu-chan..? ¿E-Eres tu..? -se notaba a Levy algo alterada, nerviosa, y con la voz rota, como si fuese a llorar- N-No es una buena broma. ¿Q-Quien llama?

-L-Levy... -volví a murmurar, mientras veía como un preocupado Sting no me quitaba el ojo de encima, después de todo yo ya me había puesto a llorar- S-Soy yo... Lucy...

-L-Lucy... -y al parecer no era la única que lloraba. A Levy también se le oía llorar- ¿E-Estas bien? ¿D-Donde estas?

-tranquila Levy.. -trate de calmarme a mi misma con las palabras dedicadas a aquella pequeña maga.- solo tengo tiempo de hacerte una pregunta... ¿T-Tienes dama de honor..?

-C-Como sabes que... ¡¡N-No!! ¡No tengo aún! -logré calmarla, y con lo feliz que se le oía yo también Sonreí-

-Llegaremos a Magnolia esta tarde... -murmuré- a las cuatro... Ven a la estación central... Y Levy...

-¿s-si?

-no le digas esto a nadie salvo a Makarov... Por favor...

-Descuida, Lu-chan~ nos vemos en tres horas~ y... Gracias...

-Hasta luego -dijimos Sting y yo a la vez y el apagó la lacrima.-

-¿Estas bien?

-S-Si... E-Es solo que... -me seque las lágrimas. No podía dejar que me viese llorar de nuevo.-

-Los echas de menos... -sonrió- Después de todo lo que te hicieron... No cambiarás, ¿eh?

Yo me quedé callada. Con una pequeña sonrisa dibujada en mi rostro pero callada. ¿Que le iba a hacer? El tenia razón. Fairy Tail me había hecho mucho daño, y yo volvia de nuevo... Pero el sabía como era, siempre lo he sido así. He madurado mucho, pero sigo sabiendo perdonar a los que nadie perdonaria, en este caso a Fairy Tail. Desde luego que adoptaría una postura algo mas fría ante ellos, puedo perdonar, pero no olvido que casi me matan.. Y eso Sting lo sabia. En todos estos años el y yo habíamos formado una relación realmente fuerte. No como la que llegué a tener con Natsu, claro esta, ya que aquel rubio oxigenado era únicamente mi amigo, el ya estaba casado con Yukino. Aunque jamas tuve esa intención con Sting. Nunca me olvidé de Natsu. Y como para hacerlo. Mi hija, tenia su misma sonrisa, aquella que me cautivo por primera vez. Su pelo rosado. Su actitud potencialmente destructiva. Era digna hija de Natsu Dragneel.

Y el resto de viaje me lo pasé dándole vueltas a eso mismo. Luna era digna hija de su padre. ¿¡Como narices iba a poder ocultar eso?! Es demasiado evidente que tiene algún parentesco con Natsu. Los de Fairy Tail no son bobos, por mucho que Sting diga lo contrario, se darían cuenta. Pero de golpe me acordé de una misión que hicimos hace unas semanas. Yukino y Rogué, con los que formo equipo, se tuvieron que cambiar el color del pelo a rubio, ya que así lo requería el señor que ordenó el trabajo. Por lo que usé un hechizo aprovechando la magia celestial, y se volvieron rubios durante casi un mes. Nosotros no estaríamos en Magnolia mucho mas tiempo que ese... Y encima, a Luna nunca le gustó su color de pelo. Le molestaba que la gente la llamase rosadita.

Bajo la atenta mirada de Sting y a unos minutos de llegar a la estación de Magnolia, apliqué el hechizo sobre el pelo de mi pequeña, sin si quiera despertarla. Un hechizo sencillo y poco gasto de magia. Era increíble como ahora que Luna era rubia se parecía tanto a mi. Si no usaba su magia, nadie se daria cuenta.

Los últimos diez minutos Sting y yo nos los pasamos hablando. Sobre todo de como llevaban Sting y Yukino el embarazo de esta ultima. Aún estaba de un par de meses, por eso Sting accedió a venir con nosotras, pero los embarazos de hijos de Dragon Slayers son muuuuuucho mas complicados y duros que un embarazo normal. Y eso Sting y Yukino lo sabían.

El tiempo pasó volando. Tanto que para cuando nos quisimls dar cuenta el tres paró. Ahí, y solamante ahí, me invadieron los nervios. Vería a Levy de nuevo... Los vería a todos de nuevo... Y ellos nos verían a mi y a mi pequeña, que casualidad tiene casi los mismos años que el tiempo que llevo fuera...

Sting cogió a una aun dormida Luna en brazos. Era algo flaquita, por lo que a sus ya casi cuatro años apenas pesaba nada. Yo cogí las maletas, ni si quiera pedí ayuda a Loke o Virgo, como solía hacer, simplemente, no estaba como para pensar en cosas tan evidentes. Sting puso una mano sobre mi hombro, yo estaba temblando y el lo había notado. Me dijo que me tranquilizara. Pero yo simplemente no podía. Habían pasado cuatro años ya. Cuatro años desde que Fairy Tail me pegó, me humilló y me hirió. No había pisado Magnolia en todo ese tiempo. Y la simple idea de tener que hacerlo ahora me asustaba. Pero una promesa es una promesa. Prometí a Levy que seria su dama de honor, y así sería.

Repasé en mi mente que es lo que haríamos. Era fácil. Para empezar y por recomendación de mis ahora compañeros de piso, adoptaría una actitud fría frente a todo Fairy Tail, salvo con el Maestro. Cuando bajasemos del tren nos encontraríamos con Levy, hablaríamos y luego ella nos acompañaría a la casa que había alquilado. Nos pasaríamos ahí los dias hasta el momento de la boda. Sencillo, fácil. Posiblemente llegase a salir mal, pero ese era mi plan. No encontrarme con Fairy Tail.

Me seque las lágrimas que habías recorrido mis mejillas a traición, y empecé a andar, camino a las puertas de aquel tren que los llevaría a la gran estación ferroviaria de Magnolia.

☆EL SECRETO DE UN HADA SIN ALAS☆ [ 1/2 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora