Capítulo 16

241 24 20
                                    

Joshua sabía que era inútil desde un principio, Seokmin se lo recordó y la recepcionista enfrente de él se lo volvió a confirmar.

—No puedo hacer nada por usted, joven —Dijo la mujer, su voz sonando con algo de lástima, dejando atrás la molestia— Pero las visitas son a partir de las nueve de la mañana. No hay manera que le permita ver ahora al joven Yoon. Tendrá que esperar.

Joshua entendía que no podía seguir suplicando de nuevo. La opresión en su pecho no se iba, más bien solo parecía incrementar con el paso lento de los minutos.

Miró a la recepcionista, cuya edad podría ser la misma de su madre. Trató de recordar si alguna vez la vió cuando la señora Hong trabajó en este hospital, pero su rostro no le resultaba familiar.

Al final solo terminó asintiendo.

Los ojos de la enfermera se suavizaron.

—Es la primera vez que Jeonghan recibe una visita. Estoy seguro que se mostrará contento por ello, pero hay que esperar al horario establecido. Seis horas se van volando— La mujer le dedicó una pequeña sonrisa.

Joshua no quiso responder, cuando más urgencia había el tiempo se desplazaba con lentitud, así que se alejó de ahí y tomó asiento en las sillas más próximas.

Podría volver a casar, dormir un poco y estar de regreso antes de las nueve de la mañana, pero todo su cuerpo parecía vibrar con inquietud y dolor. No sería capaz de alejarse de ahí hasta que pudiera ver a Jeonghan.

Recorrió con la mirada aquel hospital que visitó demasiadas veces cuando era niño. Recordó a su madre repetir hasta el cansancio que permaneciera sentado y no se colara en las habitaciones de los pacientes, a pesar de saber que de todos modos iba a desobedecer.

Y después, al llegar a casa la señora Hong le diría con voz clara y fuerte que tenía prohibido visitar a los niños del tercer piso. Joshua no entendía porque no debía hacerlo, nadie quería responderle, por lo que cada vez que tenía la oportunidad de escurrirse en esas habitaciones y jugar con los juguetes de contrabando que solía llevar a escondidas, procuraba no preguntarles por sus nombres o de donde venían. Por otro lado, él tampoco daba su información para evitar que se la dieran a su madre, aún así ella y el resto de enfermeros siempre lo terminaban atrapando.

Entonces, cuando Joshua tenía diez años su madre se trasladó a otro hospital y él empezó a pasar tiempo con su padre luego de que a éste lo despidieran de su trabajo.

Joshua no conocía ni un nombre de los niños con los que jugó alguna vez y con el paso del tiempo todos esos pequeños rostros fueron desapareciendo. Y en esos instantes, le hubiera gustado recuperar algún nombre o el detalle de algún rostro.

Joshua decidió cerrar los ojos y tratar de calmar a su alterado corazón y el creciente desespero luego de observar como el reloj se quedaba congelado, negándose avanzar.

—Cualquier joven sensato sabe que no hay visitas a los internos a las tres de la madrugada —Dijo una familiar voz femenina.

Joshua abrió los ojos de golpe. Ailee estaba parada frente a él, sosteniendo dos vasos de café. Debajo de los ojos de ella se marcaban ojeras muy oscuras y sus ojos eran el reflejo del cansancio.

Ella tomó asiento junto a él y le extendió un vaso de café.

—Gracias —Susurró.

—Hana me dijo que un joven de cabellos desaliñados y ojos llorosos quería ver a Jeonghan —Comentó la enfermera, para después darle un sorbo a su café.

Joshua guardó silencio, luego de observar que la otra enfermera aún no volvía a recepción.

—Sé que me dijiste no... —Empezó a decir, pero fue interrumpido por Ailee.

➸ Jihan 💫 HeartbeatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora