7. Un amigo, un consejo

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Narro yo :3

-Orquídeas... rosas... claveles... tulipanes... -repetía, contaba, dudaba y volvía a empezar- Ugh... maldita sea.

-¿Disculpe señor? ¿Ya encontró lo que buscaba? -se aproximaba ya por cuarta vez una de las ayudantes de la tienda. Aún trataba de mantener su amigable sonrisa, siempre dispuesta a ayudar a todos los clientes. Lástima que no tenía idea de que aquel cliente era uno muy particular y diferente.

-¿Eh? -volteó Tae al verla- Yo, ehm... no. Creo que olvidé lo que me habían pedido -rió nerviosamente- Deme un momento, haré una llamada y trataré de recuperar esa información. ¿Si?

Se disculpó y alejó rápidamente sin esperar una respuesta de la chica. La cual sin saber cómo reaccionar simplemente regresó al interior de la tienda.

Tae aún algo incómodo por la situación, y hasta paranoico por andar en público a plena luz del día y en un lugar que apenas conocía, ya estaba con los nervios de punta. Se apresuró a alejarse de la tienda hasta un callejón con un bote de basura como única compañia.

Suspiró y pronto su frente y nariz se arrugaron ante el olor fétido del pequeño pasaje. Rodó los ojos y buscó en su teléfono el número de Han, a quien ya marcaba por quinta vez consecutiva aquella tarde.

Y por quinta vez también, no hubo respuesta.

-¡Agh! -resopló frustrado y ya cansado.

Han le había llamado de pronto aquella mañana pidiéndole ayuda para elegir un ramo de flores para Jungkook, quería intentar pedirle una segunda cita. Creyó que tomando en cuenta el inesperado acontecimiento de la primera vez, podría llevarle un regalo para tratar de olvidarlo y hasta tratar de empezar de nuevo. Habían acordado verse justamente en esa floreria a las 4 de la tarde. Pero eran casi las 6 y Han parecía haber desaparecido de la faz de la tierra.

-Juro que cuando lo vea voy a... -justo entonces sonó su teléfono- ¡Han! ¿¡Dónde carajos estás!?

Oyó la despreocupada risa de su amigo del otro lado de la línea. Digamos que eso no ayudó en nada a su estado de ánimo del momento.

~Tranquilo amigo, ya voy llegando a la floreria. Déjame ver donde estacionar y... ~Tae no le dejó terminar.

-¿Dónde mierda estuviste? -soltó con notoria molestia en su voz.

~Tenía una reunión importante y se me hizo tarde, perdona. No me di cuenta de la hora, pero... ya estoy aqui ~Tae llegó a oirlo bajando del auto y cerrando con llave su puerta.

-No hablaba exactamemte de eso... Espera ¿Dijiste reunión? ¿Qué no hoy estabas libre y por eso querías venir? -preguntó aún algo enojado.

Han sonrió levemente.

~No fue una reunión del trabajo, pero prometo que te explicaré todo en algún momento. Por ahora, centrémonos en las flores ~dijo y antes que Tae pudiera responder, colgó.

Tae miró su teléfono por un par de segundos y lo presionó con algo de fuerza, se detuvo cuando notó una pequeña grieta en la pantalla del aparato. Respiró profundo y lo guardó buscando controlarse.

Salió del pequeño callejón y volvió a la floreria, esperó unos segundos en la puerta mirando a todas partes ya muy ansioso, cuando vió a Han aproximándose... no lo podía creer.

-¿P-pero qué mier...?

Han lucía completamente diferente, se había cortado y teñido el cabello a un elegante tono rubio, llevaba un reloj carísimo en una muñeca y un llamativo tatuaje se alcanzaba parcialmente a ver en la otra. Llevaba una camisa azul oscura de mangas cortas y recogidas, con los primeros tres botones sueltos. Pantalones negros ajustados y zapatos del mismo color que parecían brillar de lo limpios y nuevos que estaban.

Crazy [Vkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora