CASO 18 .- Timothée Chalamet

𝟎𝟎𝟑

✧ 𝟭 𝗱𝗶𝗮 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝘁𝗿𝗮𝗴𝗲𝗱𝗶𝗮

Meg no habló durante todo el camino a casa pero no fue molestia para Theo, entendía que ella necesitaba espacio por lo tanto no cuestionó ninguna de sus acciones ni tampoco preguntó sobre lo sucedido. Al llegar ambas extendieron sus paraguas y los sacudieron un poco en el borde de la puerta para que las gotas cayeran y se pudiera secar para el día próximo. 

Su hermana abrió la puerta y esperó con la vista perdida a que la menor entrara a casa, Theo se detuvo al margen de la puerta y acarició el cabello de su hermana solo para mostrarle un ultimo gesto de soporte; hecho esto se dirigió a su habitación a continuar con sus deberes. El ensayo la tenía preocupada pero debía agradecer el día nublado para disminuir el estrés, sus ojos cansados, sus pupilas dilatas y sus pequeñas ojeras notorias a la vista, soltó un suspiro de cansancio, recargando ligeramente su cabeza a la pared que se encontraba tras ella, quería obligarse a cerrar los ojos y descansar por un rato pero no podía darse el lujo de hacerlo. 

Lo que si logró fue pasar sus manos por su rostro y por reflejo cerrar un rato sus ojos no fue hasta que su celular comenzó a vibrar con fuerza haciéndola reaccionar de su trance, dirigió su mirada al dispositivo y vió el reflejo de la pantalla como una llamada. 

"Mamá"

Una queja salió de los labios de Theodora, sabía lo que se aproximaba a continuación, un millón de preguntas, regaños y probablemente la constante comparación de su persona con la de Meg pero aun así no perdió la oportunidad de contestar pues sabía que su madre se enfadaría de no ser así. 

—Hola mamá. 

—¡Theo! ¿cómo está todo? ¿cómo se encuentran, cariño? ¿el clima esta lluvioso hoy? ¿cómo va la escuela? 

Theo se recostó en la cama boca arriba. 

—Demasiadas preguntas. 

—¿Dónde está Meg? ¿Esta ahí contigo? 

—No, ¿quieres que le llame? 

—Sí, sí, tráela. 

—¡Meg! .- dijo en voz alta.— ¡Meg! — repitió. 

Su hermana no contestaba pero la forzosa conversación con su madre la obligó a levantarse e ir a buscarla hasta su habitación, seguro se lamentaría. salió al pasillo y frente a su habitación comenzó a tocar la puerta, nadie abría así que ella decidió entrar por su cuenta. 

—Theo no entres así.

—Es mamá quiere hablar contigo. 

Notó que su hermana le dió un giro irritado a sus ojos y extendió su mano para sostener el teléfono a lo que Theo cedió. 

—Hola madre. 

—¡Meg! ¡qué gusto escucharte nena! ¿Cómo va todo? 

—Bastante bien, estamos bien, la escuela está excepcional y todo va increíblemente bien. 

Su madre y Meg comenzaron una conversación amistosa, la menor se dedicó a admirar la habitación de su hermana, siempre limpia, arreglada y placentera, con brazos cruzados llevó su rostro hacia su hermana, comenzó a inspeccionar cada centímetro de su cuerpo, hasta toparse con su cuello, en el se encontraban un tipo de marcas como si fueran moretones. Theodora no tardó en arquear su ceja al percatarse de aquellos golpes, no quiso decir nada frente a su madre pero comenzó a asustarse y era obvio que tenía un sospechoso.