El preservar una relación no era tan fácil como él recordaba. Ni siquiera podía disfrutar sostener el cuerpo de quien era su compañera, cuando ese algo dentro de él no lo llenaba. Shikamaru estaba simplemente deshecho. Amaba a Temari, el verdoso en sus ojos eran comparados con la esmeralda que conoció por primera vez. Es así como llamó su atención, como caló entre su piel y atrapó su corazón.
Era algo que no olvidaría tan fácilmente.
Un corto cabello, y aquel elegante caminar en la playa donde trabajaba. Una suave sonrisa que solo se daba a los más cercarnos a ella. Era fácil saber que se trataba de una mujer fuerte, y demasiado difícil de conquistar. Tampoco se iba a negar a sí mismo que miró más debajo de aquel rostro, la curvatura de su cuerpo, aquella silueta mal oculta en aquella camisa blanca, un top llamativo de gran volumen, y piernas largas y blancas, las cuales no se evitó imaginar el querer besarlas.
Era ella, la primera mujer que lo dejaba babeando, y con la primera que se animaba a intentar algo. Con la burla de sus amigos a sus espaldas mientras servían los tragos, los ignoró. Ella era hermosa, lo aceptaba, difícil era decirlo. Ser valiente y acercarse a ser sincero. A su edad no debió ser así.
"Ni siquiera me hubiera acercado" pensó irritado, mientras bebía de golpe el trago ofrecido por el barman. Enojado consigo mismo, y odiándose por la oportunidades que se da. Claro, esa era su suerte. Su maldita mala suerte.
Sostener un cuerpo deseado, amarlo entre sus manos, beber de su piel y marcar más allá de su alma. Dejó todo de él con ella. Entre la calidez de sus cuerpos, fue la primera vez sintió algo más allá de lo que era sexo. Entonces, ¿Por qué todo salía mal?
Ni siquiera el propio Shikamaru se podía entender. ¿Era mal amante, y por eso el universo se reía de él? O ¿Es qué a eso estaba destinado?
—¿Otro? ¿joven? —preguntó el barman, señalando el vacío vaso en su mano. Shikamaru lo observó por segundos. "¿Debería intentarlo con hombres?", se preguntó. Quizás ese era su problema, el hecho de que las mujeres parecían correr de él a la primera oportunidad mientras Shikamaru daba todo lo que conocía de las emociones—. ¿Joven?
—¿Te acostarías conmigo? —repentinamente la pregunta salió de sus labios, al hombre frente a él. Era guapo, no lo negaba, cabello corto, ojos grandes y negros, sin barba en su rostro y le llamaba la atención. Suficiente, pero no era lo mismo para el barman, él no llamaba la atención deseada. Suspiró dejando caer la cabeza sobre la barra. Ni siquiera estaba borracho—. Olvídalo, solo dame otro.
—Le daré uno más fuerte.
Eso tampoco le interesaba. Solo quería una respuesta asertiva a lo que ocurría con él. ¿Era demasiado entregado? Siendo que eso se convertía en una molestia para ellas, y por eso terminaban con él. Llevar una racha de relaciones donde solo él acaba mal, no era lo mejor. Tampoco le gustaba ser el malo de la situación, por ello no decía nada. Estaba bien así, o al menos lo aparentaba cuando todo se terminaba.
El trago fue colocado frente a él, cuando levanto la mirada, por el olor sabia que era vodka, combinado con algo más azulado. Lo llevó a sus labios, y le supo a gloria. Miró al barman que se quiso ligar, agradeciéndole por lo ofrecido con un leve movimiento de su cabeza. Sacó su cartera para dejar el dinero de lo consumido, y sin dudarlo, aun con la mirada perdida, una bebida en manos, camino hacia su auto, esquivando a las personas sin evitar el pensamiento de lo molestos que todos eran. Él ni siquiera lloraba dentro del bar, ganas no le faltaban, pero era orgulloso, algo que le robó a su amiga. Estar lo suficiente consciente par manejar era su talento oculto, una prueba a su sangre era otra cosa.
Dentro del auto, bebió lo que quedaba en el vaso, y buscó su móvil para llamar. Rebuscó entre los contactos, y los nombres de sus ex aún se mantenían allí, luego estaba Temari, ella tan solo no podía ser simplemente olvidada. Eso era lo más duro, y una de las razones por la que la odiaba. Allí, en aquella pantalla para que su dedo índice apretara el botón de llamada, pero ¿Qué debía de esperar? ¿Le contestaría?
—Debe estar dormida —balbuceó al observar el reloj daban las dos y media de la madrugada, a sabiendas de lo estricta que era con su propio horario. Demasiado tarde. Rebusca nuevamente, y un nuevo nombre apareció. A ese ni siquiera duda en llamarlo. Tan cuerdo como estaba, sabía que aquella chica sí estaría para él, un par de cervezas, algunos golpes extras y lo consolaría.
"Buenas~"
—¿Estas en tu casa? —preguntó, ignorando el cantado como saludo.
"Que yo sepa sí" hubo silencio, algo de movimiento de vidrio, y continuó. Shikamaru podía hacerse una idea "¿Vendrás?"
—Si el idiota esta ahí, no.
"El idiota desapareció. Así que, ven en estos momentos, y rompamos unas botellas. ¿te apuntas? ¿Verdad?"
—Nos vemos en diez minutos —Sin esperar respuesta, cerró la llamada, y se puso en marcha hacia el apartamento de su mejor amiga. Después de todo, la mala suerte es algo que no los abandona a ninguno, mucho peor que eso, quizás estaban enamorado de ellos, como para sostenerlos por mucho tiempo.
El clima de la madrugada cambio al ser la puerta de aquel departamento abierta, siendo recibido por una muy destruida Naruko, quien portaba marcas grises debajo de sus ojos, y en sus mejillas rastros de lágrimas secas. Lo saludó con un cabeceó para dejarlo pasar, siendo seguida hasta la sala, donde ambos cayeron sobre el sillón.
Los únicos habitantes de aquel hogar después de que todo lo bueno fuese cayendo.
Dos buenos amigos que solo estaban destinados a esos pesados amores. Con el corazón roto a la primer oportunidad en la que lo ofrecían. Destinados a sostenerse entre ellos en busca de consuelo con todas aquellas oportunidades.
Era como si aquella mala suerte los persiguiera siempre.
—Entonces, ¿Qué fue esta vez? —habló Naruko después de darle un largo trago a la cerveza en su mano. Fijando su mirada en el parpadeante foco de la sala.
Shikamaru solo suspiró y repitió su acción. Una cerveza barata para ahogar las penas siempre era una buena opción entre ellos.
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Sweater Weather (Shikanarufem!)
FanfictionComplicado, pero comprensible. Bajo el ambiente húmedo de la madrugada, ambos se preguntan si es correcto lo que hacen. Lo desean, más allá de sus propios corazones. Es aquel deseo, aquel que se enmarcó en el pasado olvidaron, y nuevamente se hace...