Hombres de color como la luna

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La mañana siguiente las chicas estaban dándose un baño en el río cuando Umiña comenzó a cantar incluyendo en la canción a Curú (el chico que le gustaba) y danzando en la punta de una piedra muy alta vió a lo lejos de las montañas una serie de personas aunque ella no lo pudo distinguir muy bien pero llamó a las demás, éstas subieron escalando con gran dificultad y al llegar empujaron un poco a Umiña quitándola del centro de la piedra, todas vieron a las personas extrañas, se asustaron y comenzaron a especular sobre qué era lo que veían. Al cabo de un momento sólo observaron en silencio.

- ¿Qué tienen encima? Parece piel de animal ¿o será su propia piel? - dijo Wari tratando de mirar mejor

Siriche solo miraba sin que se le pasara nada por la mente, era como si algo malo iba a suceder, le aterraban esas personas y no quería jamás el acercamiento con ellas.

- Son malos, siento una energía extraña, y se me viene a la mente el sueño de Jivi. Ésto no me gusta nada chicas, vamos a hablar con nuestros caciques, algo deben hacer - dijo Siriche

Al llegar a la tribu las chicas se lo comentaron a cada cacique, cayó la noche y cada tribu envió a un espía de para ver qué eran, en los Yekuana, la tribu donde estaba Siriche escogieron a Jaboa quien era un hombre corpulento y muy inteligente, era muy disciplinado con las tradiciones de la tribu así que era el indicado para ese tipo de misiones, Jaboa y los demás hombres se fueron hacia la selva en dirección al río y no volvieron en toda la noche. Sin embargo Siriche se fue a dormir altamente nerviosa y cansada.

Al llegarla mañana les prohibieron a las chicas ir al río solas por lo tanto ayudaban a sus mayores a limpiar la pesca o hacer la comida mientras hablaban y escuchaban los cuentos supersticiosos de Miso quien era la anciana de la tribu.

- Hay hombres que hacen cosas diferentes a nosotros, obligan a los animales a hacer lo que ellos quieren, no conocen la honestidad ni la compasión, no son como nosotros. Quieren ser los dueños de todo, no tardan en llegar - dijo la anciana Miso con los ojos cerrados

- ¿Quiénes? Tengo mucho miedo, Siriche ¿de qué habla Miso? - dijo Ramá muy asustado

- De gente mala mi niño, pero ellos no te tocarán, ni a ti ni a nosotros, ya verás, además Miso está viejita y quizás no sabe lo que dice - dijo Siriche no muy convencida

Pero Siriche no paraba de pensar en lo que vieron ella y sus amigas en el río, ¿Qué era? ¿Por qué estaba allí? ella conocía toda esa zona y jamás había visto eso, se notaba que tenían poco tiempo allí ¿Cuándo llegaron? Tenía tantas preguntas en su cabeza que hacía que se quedara pensativa gran parte del tiempo. Salieron de escuchar a Miso y a medida que pasaba el día, sus pensamientos y preguntas avanzaban, se desesperaba cada vez más.

Cayó de nuevo la noche y llegaron los hombres que habían enviado cada cacique a investigar, Siriche salió como una flecha para escuchar lo que Jaboa tenía para decir y todos escucharon.

- Son personas de color como la luna y ojos claros como el cielo, están cubiertos con hojas muy bien tejidas. Tienen varios instrumentos extraños y hacen fogatas, hablaban extraño, y no sé de cual tribu vienen ni cual dios los mandó, no son buenos - dijo Jaboa agitado

Siriche se asustó ya que era lo que ella había pensado ver, si, eran cosas extrañas, venía un cambio para su pueblo pero le daba miedo obtenerlo, pensó en el sueño de Jivi y se convenció de que si era una profecía. La gente se dispersó y todos se fueron a dormir asustados pero Siriche siguió a Jaboa.

- ¡Jaboa! - gritó Siriche

- ¡NO! - dijo Jaboa mientras caminaba como si le hubiese adivinado la pregunta que Siriche le haría

SiricheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora