CAPÍTULO DOS

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En menos de media hora, el club estaba lleno. Todo lleno de hombres que se veían adinerados, todos de traje y con relojes caros en sus muñecas. Eran hombres que no pasaban de los treinta años.

-Probablemente aquí estén los diez multimillonarios más jóvenes de Corea- bromeó Jimin mientras secaba una copa con un trapito.

-Cállate que te oirán- 

Jungkook siempre había sido el amigo preocupón, el responsable. El que siempre se las arregla para que todo vaya sobre la marcha y nada salga mal, no por nada el era el que llevaría las cuentas del departamento. Esto no quiere decir que Jimin fuera un irresponsable, simplemente que prefería dejarle esas preocupaciones a Jungkook y no a él.

A eso de las once, los amigos ya habían recaudado unos 100,000 wones en puras propinas. ¿Y todo porqué? Fácil, a los hombres de ese lugar les pareció muy atractivo ese par de nuevos bartenders que nunca habían visto hasta esa noche.

El botón de la mesa 8 sonó, así funciona ahora. Ya nadie grita-¡mesero!- ahora todo lo que debes hacer es tocar el pequeño botón que está en cada una de las mesas y en la barra se iluminará el número de la mesa que ha pedido servicio.

-Yo voy- dijo Jimin, dejando de lado la copa que traía

Jungkook no le dió importancia y se dedicó a acomodar las botellas que recién había usado para preparar una margarita. En poco tiempo, Jimin volvió a la barra.

-¿Y bien? ¿Qué se les va a servir?- 

-Jungkook-ah, el tipo de la mesa ocho no quiso que yo lo atendiera, pero me dió cinco mil wones por venir a decirte que lo atiendas tu-

Jungkook, quien tenía su atención puesta en las copas que secaba, giró su mirada de inmediato hacia Jimin. Luego buscó la mesa ocho, había un caballero solitario, que miraba su móvil. 

-No voy a ir- el peli negro volvió a centrar su atención en dejar las copas secas, pero el peli rosa le arrebató el trapo.

-¡Hey!- se quejó Jeon

-Escuchame imbécil, a mi me dió cinco mil wones por venir a decirte esto, si tu lo atiendes puede que te dé más dinero, tal vez lo suficiente como para comer bien por una semana o dos, piensa!- 

Jeon se rió de su amigo, pero solo para ocultar su nerviosismo. Pues en el fondo, sabe que él tenía razón.

-Bien, iré. Pero solo por la comida- el chico dejó la copa que estaba sosteniendo y luego caminó hasta la mesa ocho, mientras las luces iluminaban su rostro, haciendole lucir extremadamente sexi.

-Buenas noches Sr. ¿qué desea de beber?- 

El hombre rubio alzó la mirada y sonrió coqueto a Jungkook, quien por alguna razón se sintió nervioso. 

-¿Cómo te llamas bonito? No te había visto por aquí antes- el hombre se reclinó en el respaldo del sillón donde se encontraba y desacomodó un poco su cabello.

-Soy... Jungkook- exhaló el menor, sintiendo como la presencia de aquel desconocido le asfixiaba

-Bonito nombre- 

-Gracias- dijo Jeon con una gran incomodidad, ¿porqué le había preguntado eso?

-Muy bien, traeme dos martinis secos- el hombre sonrió de nuevo, haciendo que Jungkook se preguntara porqué lo hacía. Era la segunda vez que el rubio le sonreía como idiota y el menor no entendía porqué. Hizo caso omiso a sus pensamientos y luego se fue a preparar las bebidas, después regresó con ellas y las puso sobre la mesa, el chico iba a irse de inmediato, pero el hombre rubio le hizo quedarse.

ONE SHOT: MY SUGAR DADDY (+18) Taekook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora