Fue como un torbellino, duro e implacable.
Toda la situación se había ido de control, ahora estaban en un juzgado, decidiendo sobre el, por él.
Las miradas que recibía del juzgado, lo hacían sentirse pequeño, ahora era un manojo de nervios, el neutralizante de olor lograba tapar sus fermonas que sentían que lo ahogaban.
Cómo Omega, bueno, todos estos años había ocultado que era uno, a todo mundo le dijo que era un beta, e inclusive al Señor LaRusso lo convenció que era uno.
Justamente el Señor LaRusso pidió que lo sacarán de la correcional de menores, aludiendo que ese no era lugar para un Omega cuando se descubrió que entró en celo y lo tuvieron que encerrar en la celda de aislamiento.
El dinero movía el mundo y eso hizo que saliera, pero sabía que él tenía que recibir un castigo por lo que hizo
Miguel, El discípulo Alfa de su padre seguía en esa silla de ruedas, lo miraba enojado, como si apenas aguantará verlo
El estaba ido no escuchaba lo que decían los demás, Papá estaba a su lado poniendo su mano sobre su hombro
Y luego escucho el sonido de un mazo sonar contra la madera, Díaz al otro lado
La fiscalía había decidido una nueva medida que implementarán con ellos como objeto de prueba
"Propiedad del Alfa Miguel Díaz"
Su Padre intento impedir la decisión del juez diciendo que ambos tanto Alfa como Omega no se llevaban y que esto terminaría mal
—¿Entonces quiere que su hijo este en la correccional rodeado que Alfas que en cualquier momento podrían hacerle daño?—Pregunto el viejo hombre mirando al rubio
—No!—Exclamo su padre horrorizado por la pregunta.
Ahora el tendría que cuidar del Alfa.
Los primeros días fueron algo fáciles, solo pasaba unas horas ayudando a la familia Díaz y entre eso a Miguel
Eran pedidos pequeños como pasarle ciertas cosas, trataba de hablar lo menos con el, y internamente lo agradecía.
Descubrió que aveces el moreno tenía arranques de ira por la frustración de estar sentado en la silla de ruedas.
Hoy el estaba limpiando la habitación del chico, cuando un dibujo del pequeño escritorio se calló, lo recogió y observo la imágen
Era él el que estaba plasmado sobre la hoja blanca a lápiz, dibujado de la cintura para arriba acostado sobre la cama que previamente había tendido son las manos amarradas sobre el respaldar de la cama, su rostro se veía como si Miguel lo imaginara el como se vería lleno de placer su cabello estaba espaciado sobre la almohada gris, en su cuello estaba el collar de protección anti-mordida que su madre le había comprado.
Abrió los ojos en sorpresa, Díaz lo había imaginado en un contexto sexual y el no sabía que sentir, sabía que había cierta tensión que habían construido a lo largo de las semanas de cuidado
La puerta se abrió y el dueño del dibujo entró, lo miró fijamente, primero a sus manos que sostenían el papel y luego a los ojos
Intento decifrar que emoción tenía, más no vio ninguna, Miguel siguió avanzando sobre la silla, hasta que estuvo acorralado entre el escritorio y él
—¿Que es esto?—Era una pregunta idiota, lo sabía, pero quería escuchar de la propia boca del Alfa lo que significaba
—Eres tu, obviamente, así que se buen Omega y siéntate en mis piernas, ahora Robby— Había usado su voz de Alfa sobre el, sintió sus piernas temblar ante la orden inmediata, e hizo lo que se le ordenó
Sentado sobre las piernas del Alfa dándole la espalda, unos labios se fueron en un pequeño espacio de su cuello que estaba descubierto, sintió como su collar se aflojaba hasta verlo en sus piernas ahí tirado
Tembló ante la humedad de la lengua del moreno lamiendo su glándula Omega
—Sabes, al principio estaba molesto de que hayan atado a mí, pero ahora...me agrada la idea de que seas completamente mío, significa que ningún otro Alfa aparte de mi podrá verte como yo te veo, todo tembloroso sobre mi cuerpo con tu aroma picando sobre mi nariz—Menciono el azabache metiendo su mano debajo de su camisa de algodón
El quería contener los sonidos vergonzosos que amenazaban salir de su boca, recargo sus codos sobre el escritorio de madera tapando su boca, las manos del Alfa bajaban sobre su vientre hasta desabotonar su pantalón de mezclilla
Un poco de raciocinio lo hizo volver en si queriendose apartar
—Para! Pueden venir en cualquier momento—Dijo preocupado más fue completamente ignorado
—No están, no hay nadie, y no llegarán dentro de un rato—Exclamo el Alfa bajando la cremallera de su pantalón tanteando sobre su boxer blanco su erección acariciando de manera superficial, mientras hacia eso, dejaba marcas sobre su cuello.
Una de sus manos sintió como se abría entre sus mejillas y rozaba sobre su entrada que estaba empezando a lubricarse por la exitacion del momento
—Quitate todo, y luego quiero verte la cara—Ordeno el moreno y tal como lo pidió se deshizo de su pantalón junto con sus boxers, al igual que su camisa, lo miró titubeando sobre le haría para sentarse, a ahorcadas con sus piernas puestas sobre dónde recargaba sus brazos, lo miró atentamente, tenía una sonrisa de lado, como si lo estuviera admirando
—Si te vieras como yo he veo—Murmuro Díaz para luego besarlo
Era un beso duro, demandante, era arcilla sobre sus manos
Tenía el deseo de ser llenado con lo que fuera, la mano sobre su miembro complaciendolo no bastaba
—Alfa~—Gimoteo casi en suplica viendo al mayor mirarle burlón
Hecho su cabeza hacia atrás recargando su espalda sobre el filo del escritorio ante el enminente estirón en su vientre y el líquido seminal caliente manchando su abdomen mientras que dos dedos dentro de si rozaban su próstata haciéndolo llegar al culminé del placer recibido
Su pecho bajaba y subía en busca de regularizarse, miró al Alfa mirándolo detenidamente
—C-cuando salgas de esa silla, haremos lo de tu dibujo—Comento viendo sus ojos marrones oscurecerse ante la idea
—Eso será muy pronto...—Expreso atrayendolo a un beso.