Advertencia : Oneshot triste
Queda, que poco queda de nuestro amor...Apenas queda nada,apenas mil palabras quedan
Robby miraba el pequeño diario con muchos poemas que aveces dedicaba para Miguel, hoy su estado de ánimo era triste y en estado de negación, el lo sabía muy bien, que de su relación con el moreno se desvanecía entre sus dedos y el ya no podía hacer nada
Los demás parecían maravillados con su relación, como lucian tan bien juntos que eran envidiables, llegó un momento en el que ambos ya no se miraban con brillos en los ojos como lo hacían antes
Queda solo el silencio, que hace estallar la noche fría y larga, la noche que no acaba, solo eso queda.
Sabía que no había nadie en medio de su relación, simplemente ellos ya eran felices entre ellos, esa chispa ya no existía
Cada que quería tomar su mano, el la alejaba, solo en público lo hacía
Cada que estaban solos, el silencio podía llegar a ser incómodo, hasta que el hablaba, charlando sobre cualquier tema y cuando intento hacer contacto físico con Miguel volvía a alejarse
Solo quedan las ganas de llorar al ver que nuestro amor se aleja.
¿Dónde quedó ese amor que se profesaban?, No lo sabía
Solo sabía que ninguno de los estaban siendo felices, el nudo en la garganta se instalo en el, mientras abrazaba el diario contra su pecho, sentado en su cama recordaba momentos felices de los dos, pero ni uno hacia que su amor se fortaleciera, y estaban cansados
Estamos frente a frente, bajamos la mirada, pues ya no queda nada de que hablar, nada...Solo quedan las ganas de llorar al ver que nuestro amor se aleja.
Sus lágrimas estaban bajando por su mejillas, no había forma de recuperar el amor que sentían, lo veía apartar la mirada cuando intentaba hacer contacto visual, ya no veía esos ojos chocolates brillar cuando se miraba en ellos, las mejillas de Miguel ya no se calentaban cuando le decía lo lindo que lucía, y cuando se besaban no estaba ese fervor que debía de estar
—te amo mucho Miggi—Recordo haber murmurado una última vez aferrandose a la última pizca de cariño que le tenía y si el le contestaba que lo amaba podría sentir ese amor que se extinguía
Miguel sentado en su escritorio del cuarto del castaño, se paró evitando ver a Keene
—Yo también, Bueno, me tengo que ir—Comento escueto saliendo de su cuarto, Robby sentía el mundo desboronarse mientras veía al pelinegro salir de su habitación
Queda poca ternura, y alguna vez haciendo alguna locura, un beso y a la fuerza.
Las lágrimas bajaban por su rostro mojando una hoja con el primer verso que le había escrito, era cierto, ni siquiera se besaban, y cuando lo hacían es porque había público
Queda, queda un gesto amable para no hacer la vida insoportable y así ahogar las penas
No podían seguir atandosé de esa manera, si ya no se querían, no tenía caso que estuvieran juntos
El único momento que sentía esa fuerte conexión era cuando entrenaban, cuando lo veía sonreír de lo orgulloso que estaba que pelearán sin necesidad de reprimirse
Solo...eso... queda
Sus lágrimas ya no se detenían y pequeños sollozos salían de su boca, tiro la libreta al suelo y se hecho boca abajo abrazando su almohada queriendo que esa ya no fuera su verdad
Su amor se estaba alejando y no se podía hacer nada,frente a frente bajaban la mirada, ya no quedaba nada de que hablar
La puerta de su cuarto se abrió y el dueño de su lágrimas apareció preocupado mirandolo con rastros de estar llorando
Se acercó a su cama a pasos apresurados agarrando la libretilla y mirando la hoja mojada con tinta distorsionada a causa de la humedad
—Robby! Que tienes amigo?—Eso fue suficiente para desboronarse, enterró más su cara en la almohada no queriendo que lo viera, bueno, ya lo había visto
Lo había llamado amigo, ya ni siquiera se esforzaba por llamarle con uno de los tantos apodos que le tenía
Aparto su cara de la almohada y secó las nuevas gotitas que serían seguir fluyendo, sabía que se veía terrible, pero ya no podía
—Miguel, ¿Tu me quieres?—Pregunto con la última esperanza que tan solo le dijera que sí....
—Robby, yo...yo ya no—Menciono, ese nudo en la garganta que lo estaba ahogando y le impedía hablar se presionó, el solo asintió aceptando que las cosas habían concluido entre los dos
—E-esta bien, yo ya lo sabía, yo no quiero que estemos juntos si apenas nos soportamos—Exclamo viendo esos ojos chocolates que alguna vez lo amaron derramar lágrimas igual que él
—Lo siento Robby, juro que quise seguir queriéndote pero simplemente no podía—Comento Miguel mirándolo, por su piel bajaba una lágrima, el ojiverde con su pulgar la aparto, no queriendo verlo llorar
—Lo comprendo Miguel, yo tampoco ya no podía, y como ambos estamos de acuerdo, esto... termino—casi exhaló la última palabra, ambos lloraban, pero sabían que era lo mejor
Miguel salió de su cuarto apartando las lágrimas que bajaban y el se quedó ahí mirando el suelo, sintiendo que ese peso de encima se quitaba
Nada, ya no queda nada.
