ᴀʟɢᴏ ᴍÁꜱ; ᴛɪᴀɢꜱʜᴇʀ.

☆ s ɪ ᴇ ᴛ ᴇ ☆

Luego de las cuatro horas seguidas de clase en la mañana, Thomas se fue a lo de Mauro, no sin antes despedirse de beso con Tiago. Tocó la puerta y un Mauro ojeroso y demacrado la abrió.

—¿Se puede saber qué carajo me dijiste anoche?

—No me odies Thomi.

—Te voy a odiar de verdad si no hablás y no me explicas las cosas, así que es mejor que te apures.

Thomas se sentó en el sillón de la sala y Mauro fue por agua a la cocina. Regresó y Thomas le habló.

—¿Por qué no me habías dicho antes? —le preguntó Thomas con rabia.

—Porque sabía que te ibas a enojar conmigo y ayer aproveché para decírtelo porque estaba borracho y no estaba en mis cabales.

—Eso no lo justifica —dijo Thomas casi gritándole.

Mauro bajó su mirada al piso, no podía mirar a la cara a Thomas.

—Yo sé que no pero...

—Pero nada, me podrías haber dicho hace mucho. Cuando vos conociste a Tiago, nosotros ya éramos amigos.

—Perdóname.

Thomas sabía que Mauro no tenía la culpa de que Tiago le gustara, realmente no era su culpa tener sentimientos.

—Está bien.

—Te prometo que no voy a interferir entre ustedes dos, no quiero hacerte daño, Thomi. Sé lo que se siente cuando alguien se entromete en una relación y yo no quiero que sientas eso —Mauro lo abrazó y Thomas lo correspondió —. Además, me gusta otra persona.

—¿Quién es?

—Prometeme que no le vas a decir a nadie —Thomas asintió —. Es Becerra.

Thomas abrió los ojos como platos, y Mauro se tapó la cara de la vergüenza.

—No te creo.

—Allá vos si no me querés creer que me gusta Becerra. ¿Te acordás de cuando fuimos los cuatro al campamento y que vos y Tiago se metieron a la carpa de nosotros porque la de ustedes se había caído? Antes de que ustedes llegaran, Maria y yo estábamos a punto de besarnos, pero por culpa de ustedes no lo hicimos.

—Donde sea mentira te pego un puño.

—Te lo juro! Maria es re linda, aparte de Tiago pero pues ya no, nunca me había gustado tanto una persona.

—Bueno, suerte con eso que me voy porque tengo cosas que hacer.

Tobar se fue de la casa de Mauro sin saber a dónde ir. ¿Debía hablar con Tiago de eso? ¿que se suponía que debía hacer? Thomas se subió a su skate y fue rumbo a la casa de Tiago. No tardó en llegar y Tiago le abrió la puerta y lo abrazó. Thomas no pudo corresponderlo, aún seguía congelado por lo de Mauro.

—Thomi, estás bien? Te veo más pálido de lo normal.

Thomas se limitó a asentir con la cabeza mientras se dirigía a la que suponía que era la habitación de Tiago. Y estaba en lo correcto. Se sentó en la cama tratando de calmar la voz en su interior que le decía que le hablara con Tiago lo más pronto posible.

—Tiago, es verdad que Mauro una vez te besó estando borracho en una fiesta? —le preguntó sin rodeos porque sabía que si no lo hacía se lo reprocharía la vida entera.

Tiago le dio una mirada que lo hizo incomodar.

—Supongo que él te dijo. Bueno, fue algo sin importancia, al menos para mí. Espero que eso no vaya a afectar nuestra relación, o sí?