Capítulo 3

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Un fuerte llanto despertó a Cheryl de su sueño. Abrió un ojo a regañadientes, esperando que una Keila excesivamente emocionada saltara sobre ella o que una Antoinette, monstruo de los mimos, la asfixiara... pero no fue así. Estaba sola en la cama

Ella levantó la cabeza

- ¿Antoinette?

La ducha del cuarto de baño dentro de su habitación estaba abierta, y podía oír la música que venía de dentro

Cheryl gimió, se bajó de la cama y abrió la puerta del baño con un bostezo

- ¿Toni? - Se frotó los ojos

- ¿Qué? - Preguntó Toni, deslizando la cortina, revelando su glorioso cuerpo desnudo

Cheryl abrió la boca y parpadeó rápidamente, sonrojándose profundamente

Antoinette sonrió

- ¿El gato te comió lengua? - Movió el culo

- Quiero decir - Cheryl se aclaró la garganta - tu hijo está llorando

Antoinette miró a Cheryl durante un segundo antes de soltar una carcajada, echando la cabeza hacia atrás

Cheryl le devolvió la risa, sin entender el chiste pero amando la forma en que su cuerpo se sentía cada vez que Antoinette se reía así, especialmente mientras estaba desnuda

- Cariño, me encantan tus bromas - dijo Toni - pero sabes muy bien que hoy son tus hijos

La risa de Cheryl se detuvo bruscamente

- Pero, ¿por qué?

Antoinette le lanzó una mirada divertida antes de cerrar la cortina

- ¡Los días de la semana por la mañana son tuyos, preciosa tonta! Y no te atrevas a dejar a Keila en la escuela tarde otra vez

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Cheryl se quedó de pie junto a la cuna, sin saber qué hacer. El niño, Anthony, estaba tumbado boca arriba, mirándola con unos grandes y curiosos ojos avellana llorosos mientras chupaba su chupete, que parece ser el objeto mágico para calmar sus lamentos

- Se supone que debes cambiarle el pañal - dijo Keila suavemente desde atrás

- Eh, gracias - dijo Cheryl, cogiendo al niño en brazos y colocándolo suavemente en el cambiador

- Toallitas - Keila señaló el cubo

Cheryl abrió el pañal y tuvo arcadas al ver el contenido. Desechó el pañal en el dispensador y limpió al bebé con un puñado de toallitas

Miró a Keila, que señaló un cajón

- Le cambias la ropa y luego le das el biberón que mamá siempre deja preparado en la nevera

Cheryl asintió

- Ok... ¿algo más que deba saber?

- Y luego me preparas leche con chocolate y tostadas

- Y luego dejo al niño en la guardería y a ti en el colegio - sonrió Cheryl, sintiéndose extrañamente orgullosa de sí misma - Suena como algo que puedo hacer fácilmente

Keila entornó los ojos y la estudió

- No eres realmente mi mamá, ¿verdad?

La pregunta cogió a Cheryl por sorpresa

- Eh... ¿por qué lo preguntas?

Keila se encogió de hombros

- Porque aún no nos has besado a mí ni a Anthony y mi mamá siempre nos besa a mí y a Anthony todas las mañanas

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