Capítulo 12. ✨ Déjà vu✨

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Aldora

—Ojalá y fuera conmigo, pero no lo creo. La verdad nunca signifique nada para él, solo era una más del montón.

—Es que provoca matarlo, ósea como se atrevió llegar hasta la tienda y tratarte así.

Franmar y yo estábamos en mi habitación haciendo supuestamente tarea, ya hace más de unas dos semanas que no nos veíamos por motivo de que me enferme después del suceso de la tienda y que no volví a ver a Fénix por ningún lado. Cosa que agradecí y que me puso más en peor, pero bueno estaba contándole todo a Franmar porque necesitaba desahogarme de verdad con mi mejor amiga.

Y ella era la única que conocía mi historia con Mateo.

—Pero es que provoca matarlo, pero después recuerdo que está prohibido.—resoplo molesta lanzando puño en el aire como si se estuviera imaginado que es la cara de Mateo estaba frente de ella.

Cosa que me causo gracia, porque así era ella. Espontánea y divertida, pero también sobre protectora.

—Ese machista se está pasando, yo no sé porque no se actualiza y madura de una vez. Ya estamos más que avanzado para estar en el siglo XIX.—señale también molesta.

Franmar hizo un gesto con sus manos para que lo dejáramos pasar y después se le formo una sonrisa de oreja a oreja, y ya yo sabía por dónde venía.

<<¿Quién nos manda a contarle como nos trató nuestro Fex?>>

—Bueno olvidando al gorila buenote, enfoquémonos en el que nos importa ¿Sus ojos en verdad son negro azulado?

Quien me mando a mí a chismearle, que estábamos tan pegados que casi nos dábamos un beso.

Resople cansada pero a vez si quería hablar de eso.

—Lo he visto muy cerca la verdad, son oscuro tanto que te pierdes en ellos.—respondo recordando sus perfectos ojos negro.

—Wft, ósea que es la tempestad que anuncia la tormenta.—chillo ella emocionada, lo que hizo que yo pusiera los ojos en blanco.

—Ja, ja, ja son negro, ta negros que te pierdes en ellos.—aclare, lo que hizo que ella bajara un poquito el ánimo.

—Y yo aquí pensando en poesía con esos ojos... así no me sirve, esos ojos son tan mentirosos que se daría la mano con el beso de Judá.

Las dos estallamos en risas cuando nos dimos cuenta de lo que dijo.

—Ja, ja, ja te pasa Franmar.

—Ja, ja, ja tu sabe que yo soy única.

—Si lo sé.

— No te preocupes vendrá cosas mejores... además acuérdate que no eres la única salada aquí.

—Yo salada no soy, soy más dulce que la miel.—intente bromear, pero la sonrisa me salió torcida y un poco triste.

Bueno creo que se me salió un poquito que Fex no era mi primo, y que era un viejo amigo de mi mamá y que estaba de visita. Donde se me salió en medio de mi confesión.

<<Ahora éramos cinco lo que sabíamos que Fénix era un viajero.>>

—¿Qué edad tendrá?—me pregunto y pensando bien debe tener su veinte pico, ya que no aparenta de treinta.

—23 o 24, no creo que pase de esa edad.—pensé yo también.

—Para la edad que él tiene debería ya sentar cabeza a ver si deja de romper tantos corazones en sus viajes.

El Chico de las Estrellas. √ TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora