Soleil la chica desafortunada

Capítulo 3

Me quedo mirando por unos segundos, tenía maquillaje muy suave y que había mi cara más delicada, hasta parece que soy tierna, dos coletas que contenía es espesor de mi abundante cabellera rubia y un uniforme de sirvienta escotado, apretado y revelador con una mini falda y mangas llenas de pliegues.


De repente sentí vergüenza y me sonroje, pero estaba en mi habitación, más bien que hacia el allí, se supone que no eran horas de trabajo, además era ropa se supone que no estaba haciendo algo inmoral, bueno casi lo hago. Decidí preguntarle la causa de su visita.

- Se le ofrece algo - busqué una bata de baño, pero me di cuenta que estaba al otro extremo de la habitación muy cerca de él

La habitación era normal, no puedo decir que era muy pequeña, estaba dividida en dos por la cama, y en el otro costado me encontraba yo, estando Donovan en el marco de la puerta.

Hubo un incómodo silencio y después caí en cuenta, a esta misma hora fue cuando lo encontré en el sofá de la sala de estar que fue cuando actuaba muy extraño.

- Quieres una taza de té

- Si

Pronto salió de la habitación, dejándome liberar todo el aire contenido y el susto que me generó. Me quité el traje los más rápido que pude, y me puse una de mis batas.

Fui a la cocina, encontrando todo apagado como la vez anterior, prendí solo la luz de cocina y pude verlo en el mismo mueble. Puse la tetera a calentarse y fui a la sala de estar mientras tanto.

- Porque entraste a mi habitación en la madrugada, y sin tocar

- Vi la luz encendida y creí que estabas despierta, lo estabas

- Pero se toca antes de entrar

- Lo hice, pero creo que no lo escuchaste, ¿Qué hacías vestida así?

- Algún problema, no creo que me dijeras que no debía vestirme así cuando me contrataste

- No, no hay problema en cómo te vistas, solo me pareció inusual, y me causó curiosidad porque estabas vestida así

- Veo que tienes ganas de hablar hoy

- Lo siento, iré a mi habitación, buenas noches, o debería decir madrugadas

- También lo siento, creo que estoy a la defensiva

Pronto escuché el pitido de la tetera, fue el sonido de la campana del ring, mi excusa para hacerlo que se sentara y salir en dirección a la cocina, tomé los sobres de té que compre en el transcurso del día y vacíe el contenido de la tetera en unas tasas de porcelana, no había miel, la compraría en el día, así que endulce con un poco de azúcar.

Le ofrecí la taza y la tomó en las manos, se quedó perdido mirándola, creo que no le gustaba tanto él té o por lo menos no como el café.

- No te gusta

- Yo.... lo tomaré

- Creí que como debías dormir en vez de café deberías tomar un poco de té...

- Sí.

Lo termino de a pequeños sorbos, como un niño obligado a tomar sopa de verduras, pero lo termino, se quedó sentado mirando a la nada y comprendí que quería que esperaba sutilmente que acariciara su cabeza.

Termine rápido mi té y recargue nuestras tazas en la mesa, para guiar su cabeza a mis piernas, el acepto con suavidad, y lo acaricie hasta que durmió. Realmente era muy hipnotizante verlo dormir, como se veía tan relajado descansando, caí en cuenta que no he dormido... sí lo hacía de seguro no me despertara en la mañana, necesitaba hacer el desayuno, e ir de comprar y tenía que comprar la miel, hacer el aseo.... y...

Empecé a cabecear y me quedé dormida en el sofá con Donovan en mis piernas. Cuando desperté lo hice por la luz, todavía el seguía en mis piernas, se me había dormido una vez más.

¡¡No siento mis piernas!!

Nos habíamos quedado tanto tiempo en la misma posición que mis piernas se entumecieron, al final la cabeza de Donovan pesaba, estaba intentando hallarla manera de levantarme sin despertarlo, fue muy tarde empezó a mover los brazos buscando algo imaginario hasta que llegó a mi cintura y la apretó. Solté un jadeo de la impresión.

Y este término de abrir sus ojos con fastidio mirándome a los ojos fijamente evaluando la situación.

- Supongo que el té fue efectivo, ambos nos quedamos dormidos - intento ponerse de pie pero lo detuve rápidamente por el dolor agudo que sentí - Espera, espera un momento -se quedó expectante a lo que diría- se me durmió la pierna... –intente hablar por las corrientes que sentía por el mínimo movimiento


Entendió con rapidez quedándose quieto, se mirada se quedó pasmada en mi rostro, seguía maquillada, posiblemente hasta se corrió, por qué será los que mira tanto...

Mientras pensaba eso retorcían mis manos en el sofá por los espasmo que me estaban dando debido al calambre, uno de sus brazos se dirigió a mi rostro, en si recorrido toco mi oreja. Uno de mis aretes se enredó con el cabello, lo libero con suavidad y en un roce solté un gemido. Este se quedó estático, tome su mano de inmediato y busque como huir de allí.

- Ya puedes levantarte - le dije

Casi me caigo por la falta de respuestas de mis piernas, tastabillé un poco con la alfombra donde estaba la mesita ratona, pero logré huir, aunque me tocaba volverlo a ver en desayuno y el almuerzo.

Volví a hacer el desayuno, pero él no estaba en la sala, cociné de rapidez porque hoy nos despertamos más tarde de lo común.

Volvió apurado, y se sentó en la mesa su corbata estaba desaliñada, su cabello húmedo, y de cosa lo demás presentable, me sorprendió no verlo salir con una vestimenta tan preparada meticulosamente.

Iba a levantarse a correr con rapidez, pero lo detuve.

- Que pasa, vas tarde hoy

- Sí, si me disculpas

- Espera, - lo tome por la corbata dame dos minutos -corrí a mi habitación busque el cepillo y fijador, volví apresurada-

Lo tome del rostro e intente peinar su cabello como usualmente lo hacía lo fije con el spray y corregí su corbata.

- Ya está, - alisé su camisa y le sonreí

Se quedó pasmado en su lugar, pero pronto volvió a reaccionar a lo que iba, todavía seguía sosteniéndolo de la corbata y me miró fijo, entendí su señal, pero pronto su mirada bajo. Y conecto con mis labios.