Soleil la chica desafortunada

Capítulo 12

Sus besos son como rociar agua fresca sobre las heridas que me generan escozor, envuelve mis labios de una forma tan cuidadosa y llena de pasión, es esto lo que se siente sentirse amada. Que estos gestos de afecto resulten un bálsamo para este corazón lastimero.

No puedo evitar combinar es dulce sabor de sus labios con mis lágrimas, realmente me siento tan rota al pensar que estoy buscando un apoyo emocional de un completo extraño, tan solitaria ha sido mi existencia para caer sobre la persona que me demuestra afecto o solo fue que me encargue todo este tiempo de alejarlas de mi lado. No puede contenerlo más, rompí la unión de nuestros labios para recargar mi cabeza en su pecho, sus brazos me envolvieron mientras descargaba todo mi llanto sobre él.

Esta tan absorta en el mar de sentimientos los cuales empedernían mi corazón que no supe en que momento llegamos a la cama, sus besos eran repartidos con delicadeza por todo mi rosto, esos dedos gélidos que cada vez se enredaban aun mas en mis rizos y me hacían estremecer al contacto con mi rostro tibio y rojizo.

- ¿Por qué lloras?

- ¿Qué es lo que somos? Ya hemos sobrepasado demasiadas veces el umbral profesional

- Sabes que es de mala educación responder una pregunta con otra

- Considero de mayor bajeza excusarse en la educación para evadir las conversaciones importantes

- Realmente me siento cómodo con lo que somos, no creo que...

- Te sientes cómodo manteniendo una relación sin compromiso con una chica tonta a la que usas todas las madrugadas

- ¿Usarte? En ningún momento te prometí que seriamos algo, nunca te dije que llegaríamos en a sostener una relación formal, a penas llevas unos días en esta casa y ya quieres casarte conmigo

Ya no estábamos tan pegados como antes, todas las caricias que anteriormente había recibido han pasado a según plano a causa de una conversación incomoda y tensa sin darnos cuenta ambos adoptamos posturas defensivas cada uno a un costado de la cama.

- Palabras.... Dices que nunca prometiste nada, pero te parecen limites entrar todas las madrugadas, retenerme contra mi voluntad en mi cama y luego hacer chupetones una madrugada, creías que no me iba a dar cuenta, que porque lo hiciste mientras dormía las marcas rojizas no iban a quedar en mí, te parecer correcto tocarme cuando te apetece, besarme, dormir conmigo y hacer como si nada pasara en la mañana siguiente

- ...

- Habla, por algo tienes una boca para hablar

- Lo siento si te hice pensar que quería algo más, la verdad es que no quiero nada más

- Mejor vez a un psiquiatra por tus malditas píldoras de dormir y de paso agendas una con un psicólogo para que te enseñe a expresar lo que verdaderamente sientes

- De paso también pasas a ver si obtienes un nuevo empleo

Había metido aun mas la pata, por mi mal genio desquite todas mis emociones sobre los demás, era esto lo que se sentía comenzar a estar sola, al final por estarme quejando de todo lo que me pasaba aleje a todos, no tuve en cuenta sus cargas solo mis emociones, empezaba a darme cuenta de que dejarme guiar por ellas solo me traía problemas.

- No te preocupes, para mañana estaré fuera de tu casa

A la mierda que me remunerara ningún contrato, podría ser que como una de las tantas veces me estuviera dejando llevar por orgullo y soberbia, pero mi corazón estaba desecho de tantas cosas de forma continua.

Regrese a mi cuarto dado que habíamos terminado nuestro sincero encuentro en su habitación, por más que quise tirarme a llorar hasta quedarme dormida no lo hice, aliste todas mis maletas y deseche el par de tacones. Tal vez tantos problemas me hicieron darme cuenta de mi alta victimización, supongo que el que nunca estuviera nadie de mi lado hizo que me auto compadeciera de mí misma, aunque no siempre tuve al cien por cien la razón, y es injusto pensar que no tuve personas de mí lado porque si las hubo, solo que las aleje porque la ayuda que me brindaron no era precisamente lo que deseaba.

Rachel siempre fue leal, metió las manos al fuego por mi y le rogo a sus padres para conservarme en su hogar estudie como loca para los exámenes de ingreso a la universidad, estudie como si no hubiera un mañana y adquirí trabajos de medio tiempo, aun así, no fue suficiente, poco a poco mi estado anímico colapsó y comenzaron los problemas económicos de sus padres.

En este momento solo me quedaba bajar la cabeza y pedir perdón, porque mis acciones no habían sido las mas correctas, era una especie de autorrealización que había comenzado a hacer para mí misma. Iba a comenzar por la persona que tenía más cerca, Donovan.

Arregle todo para irme, porque si algo tenía claro era que no podía seguir en este lugar, mis sentimientos cada vez mas estaban en crisis cuando se trataba de él, sus extrañas señales las cuales me resultaban muy confusas y difíciles de interpretar.

Intente dormir esa noche, pero no puede hacerlo pensando en las palabras correctas para hablar con él, sus posibles reacciones y como guardar la calma, dando respuestas asertivas sobre todo comunicarle lo que en el fondo que le quería decir "me gustas".

Esa mañana me duche y limpie cada parte de mí, quería remasterizarme metafóricamente limpiando todas las posibles cosas que hacían daño en mí y los demás, no pensar solo en mí, también en los demás, así como las palabras de los demás me hieren las mías pueden generar efectos negativos sobre los demás. Era consciente que lo más probable es que de mí saliera una sarta entera de babosadas porque mis hábitos y conductas no cambiarían de la noche a la mañana a causa de una "revelación".

Prepare el desayuno procurando que estuviera bien echo, apetecible representando una tregua, que era lo que quería poder lograr, en parte, planeaba poder descargar todo lo que realmente pensaba sin ser hiriente. Si Donovan poseía problemas para dormir desde hace tiempo debía tener una razón lógica, nadie se privaba del sueño por voluntad propia a cambio de nada.

Veía que cada vez pasaba aun mas el tiempo y no salía de su habitación, me preocupe pensando que había salido de la casa sin darme cuenta, pero al entrar a su habitación las oscuras y pesadas cortinas seguían cerradas, la poca luz que entraba a la habitación bordeó una silueta debajo las sábanas, se trataba de él, aún seguía dormido, me senté en el borde de la cama y lo moví suavemente, ya era hora que se levantara para ir a trabajar y poder llegar a tiempo. Llame su nombre suavemente procurando no levantarlo a las malas, pero al final el estridente sonido de una alarma sonó y estiro su brazo a apagarla.

- Debes ir a trabajar, te espero en el comedor por tu desayuno, tengo algo que decirte

No menciono palabra alguna, lo tome como otro de sus ataques de indiferencia, tenía todos los motivos para ignorarme, aunque no quisiera hablar conmigo le diría lo que tenia que decir y me marcharía.

Salió de la habitación con la corbata en mano y la mirada directa hacia la salida, sabía que sus intenciones era precisamente ignorarme, antes de que lo hiciera lo tome del brazo y lo guíe a la mesa, me apoye en el borde de esta y por mas que intento desviar sus ojos de los míos se terminaron encontrando cuando roce mi mano con la suya para tomar su corbata. Su mirada se desvió de la mía mientras ate su corbata, aun mas indiferencia.

Mientras ponía su desayuno en la mesa su mirada se mantuvo fija en algún punto, termine sirviendo una humeante taza de café, la miro titubeante, pero al final la tomo, comenzaba a creer que en realidad le gustaba mucho.

Al sentarme frente suyo comenzó a comer su desayuno de forma silenciosa.

- Lo que quería decirte es que... lo siento, anoche me comporte de una forma muy grosera contigo cuando solo intentabas hacerme sentir mejor, la verdad es que no estoy pasando por un buen momento y el verte preocupado por mí hizo que me pusiera a la defensiva, porque me gustas, tus acciones me ponen constantemente confusa y te digo esto porque no tiene sentido guardo mucho más, ya que no estaré más tiempo aquí.

Rodee la mesa quedando a su lado para decirle lo último que quería decirle – recuerda dormir bien, adiós – deje un suave beso en la mejilla y no inmuto en lo más mínimo

Realmente esperaba por lo menos una palabra, pero no hubo ninguna, tomé todas mis cosas y salí por la puerta que alguna vez entre.