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Cuando Karl salió de la habitación, corrió con los ojos cerrados hasta la puerta del baño; mientras corría sintió la presencia del pelinegro en su sofá.

Aún no había despertado.

Tres minutos después Karl estaba saliendo del baño aún con los ojos cerrados pero en medio del caminó oyó al pequeño gato maullar muy cerca de él, así que se tuvo que forzar a abrir los ojos para no pisarlo. Cuando sus ojos vagaron hasta el sofá inconscientemente, Karl se llevó una gran sorpresa en no encontrar a nadie allí.

— ¿Se había ido?

Cuando fue hasta al sofá a corroborar su estado, una voz detrás lo hizo estremecerse.

— ¿Donde estoy? - Sapnap interrogó detrás.

— oh- en mi departamento - se apresuró en decir.

— ¿ok? pero ¿Quien eres tú?

— Karl, mi amigo Alex y yo te encontramos en un callejón muy borracho, te ofrecimos llevarte a casa pero te negaste a ir, así que solo te trajimos aquí.

— Mierda - expresó y se llevó las manos hacia su cabeza - Mi cabeza da vueltas.

— Era de esperarse, ayer estabas muy
alcoholizado.- contó Karl.

— No recuerdo nada de lo qué pasó. ¿Hice algo extraño?

— Define extraño.

— Con eso me dijiste todo, lo lamento. – se disculpó apenado - ¿U-ustedes no hicieron nada extraño conmigo cierto?

— Pues aparte de escucharte llorar, no.

— Que vergüenza. – negó el pelinegro – Gracias, Karl ¿verdad?

— Si, y a Alex, el fue quien se mantuvo insistiendo a que te trajésemos.

Sapnap asintió y se sentó en el sofá.

— oye, ¿tienes alguna aspirina que me puedas dar? mi cabeza realmente está dando vueltas.

El joven castaño asintió y fue hasta uno de los cajones de su habitación para sacar una caja de pastillas para el dolor de cabeza. Cuando las obtuvo, fue nuevamente hacia Sapnap y se las entregó con una botella pequeña de agua.

— Gracias.

— No de hay de que. Iré a vestirme, si tienes más sed, puedes servirte agua de la cocina; los vasos están en la alacena de arriba.

Sapnap asintió y Karl dejó la sala.

El pelinegro se dejó caer de espaldas al sofá pasando un brazo por su cabeza y descansándolo en su frente. El dolor de cabeza era insoportable, no había duda que había bebido demasiado la noche anterior.

Estaba un poco extrañado por la situación con Karl y su amigo pero los efectos post borrachera no lo dejaban pensar ni concentrarse.

Mientras trataba de recordar, cayó en cuenta que no traía camiseta aún.

¿A Karl le estaría incomodando aquello?

sapnap sentó ahora en el sofá y buscó su camiseta con la mirada pero sintió la boca seca como si no hubiera bebido ningún tipo de líquido en semanas.
La sed era también un problema insoportable después de beber excesivamente, lo sabía.

Fue entonces cuando decidió ir por más agua como se lo había ofrecido el mayor. Caminó hasta la cocina, lo cual no fue un problema porque el departamento de el castaño no era exageradamente grande, era cómodo en su opinión. Buscó en la alacena donde se encontraban los vasos, hallándola como la más alta.

No era un problema para Sapnap pero cuando tuvo el vaso cilíndrico en sus manos, mientras lo bajaba de lo más alto, un mareo se apoderó de él haciendo que soltara el vaso en un intento de mantenerse con equilibrio.

El vaso de vidrio cayó con brusquedad sobre la cubierta de la cocina la cual le llegaba al torso, destruyéndose en pedazos que salpicaron hasta el torso del pelinegro, dejando pequeñas cortadas en él.

Aquel sonido hizo que Karl viniese corriendo, por supuesto.

— ¿Qué pasó?!

— Lo lamento mucho, yo rompí uno de tus vasos.

— Eso no importa pero sapnap, estás sangrando - Exclamó aturdido por la sangra que caía del torso de Nick.

— ¿Qué? - Fue entonces cuando bajó su cabeza hacia él. - oh shit.

Sapnap tocó sus heridas pero Karl lo detuvo.

— ¡No te agarres con las manos sucias! Traeré el botiquín, quédate ahí.

Karl era hijo de una madre bastante sobre protectora, gracias a eso, vivió bastante aturdido con las heridas y la sangre. El castaño lo negaba a muerte cuando sus amigos le decían que era igual de miedoso que su madre, pero no era sorpresa después de pasar la mayor parte de sus cortos 23 años de vida.

Aún así, no le gustaba aceptarlo.

Cuando el castaño vino con la pequeña cajita, la dejó sobre otra parte de la cubierta de la cocina y sacó lo necesario.
Empezó a limpiar los pequeños cortes, la gran mayoría solo se trataba de pequeños raspones que no tardarían en cicatrizar pero había una franja arriba del ombligo que parecía verse profunda y no dejaba de sangrar.

No hace falta - sapnap quiso asegurarle, pero el joven ya estaba limpiando sus heridas.

Esta es un poco profunda. - Informó. Era un poco incómodo tener que limpiar las heridas a la altura de Sapnap, porque era muy bajito y Karl tenía que agacharse para poder limpiar bien la herida.

Decidió entonces arrodillarse y limpiar la herida desde ese ángulo.

Sapnap se sorprendió por el tan repentino cambio de ángulo pero decidió no agregar nada y apoyarse en la cubierta detrás de él para así darle más facilidad a Karl. Recostó la cabeza hacia atrás y gimió de dolor cuando el alcohol tocó la herida porque ardía como el infierno.

– Traje más café y galle- – Alex se quedó sin habla cuando al entrar a la cocina se encontró con la imagen de Karl arrodillado y Sapnap recostado sobre la cubierta de la cocina con la cabeza hacia atrás.

— ¿Qué rayos está pasando?

























hola, perdón por tener abandonada esta historia, no prometo actualizar pronto, pero tampoco me voy a desaparecer tanto tiempo :]

𝗣𝗮𝗿𝘁𝘆!! Karlnap AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora