—No lo creo, tal vez sólo me dedique a trabajar — comenté con una leve sonrisa

Don Pedro sólo me regaló una sonrisa triste, después me dediqué a acomodar ciertas cosas. Me caían mal los amigos de papá porque solamente veían las cosas y nunca las acomodaban, nunca les decía nada por lo mismo y además porque no quería meter en problemas a Don Pedro.

—Anita, ¿puedes hacerme un favor?

—Claro — comenté serena mientras me acercaba hacia él — ¿qué sucede?

—¿Sabes dónde vive Nick?

—Sí, bueno, tampoco es que hayan muchas cabañas cerca del bosque — reí nerviosa

Don Pedro metía ciertas cosas a una bolsa, después, extendió su brazo consigo

—¿Podrías llevársela? — preguntó

Tomé la bolsa sin dudarlo

—Te daré tu propina

—Bien — sonreí — dejaré aquí mi chamarra, al parecer hace algo de calor

—Está bien, no tardes

Yo solamente asentí para después salir de la tienda.
Tomé rumbo a la calle, que después a mano derecha daba a un camino de tierra y eso me dirigía al lago y al bosque.

—Desde aquí se ve la casa de Frida — comenté serena mientras veía el paisaje

Al otro extremo del lado se veía su vivienda.
Caminé una leve subida para después ya ver los grandes árboles, donde empezaba el bosque.
A lo lejos veía la cabaña de Nick y su camioneta, sonreí levemente.
Caminé un poco hasta que llegué a su puerta y toqué.

Mientras esperaba, miraba al lago, ya que lo tenía casi al frente.

Que tranquilidad — pensé

—H-hola — saludé — me mandaron a traerle ésto — comenté mientras alzaba la bolsa

—Oh — formó con su boca una leve "o", abrió por completo la puerta — déjame traer el dinero, si quieres pasa

—Gracias — agradecí

Él se volvió a meter para después desaparecer por un pasillo, yo solamente di un paso, estaba aún en la puerta pero podía ver cómo tenía su casa por dentro.
Era muy bonita y muy hogareña, sinceramente, no pensé que la tendría así de "ordenada".

—Aquí está — se acercó hacia mi y me dió el dinero — lo que sobra es para ti, es por la molestia

—Gracias — volví a decir para después darle la bolsa — eh...bueno...me voy

Él solamente asintió levemente, dí la vuelta sobre mis talones y empezé a caminar.

—Por cierto — oí

Me detuve en seco para después voltear

—¿Ya almorzaste?

Negué levemente

—Pero ahorita llegando me compraré algo

—¿Te gustan las hamburguesas? — pausó — vengo de otro lado y en el camino me compré hamburguesas pero sinceramente ya llené, y no quiero que se desperdicie...¿quieres una?

Llevé mi mano a la nuca

—Ay no sé — reí nerviosa

Él sonrió

—No tengas vergüenza — pausó — ven, para darte una

La Caótica Vida De Ana |Nikolaj Coster|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora