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—¿Qué haces? — pregunté mientras veía cómo ponía la trampa

—Poniendo una trampa, ¿que no ves?

—Papá, aquí es el santuario de Nick, está prohibido

—Déjalo niña — oí al amigo de papá

Yo solamente lo fulminé con la mirada

Papá y sus amigotes habían ido a la ferretería a comprar ciertas trampas, después le pidió permiso a mi jefe para que yo me las llevara hasta el bosque.
Aparte de mandón, era un bueno para nada que no podía llevar sus propias cosas solo.

—Está prohibido — musité

—¿Te quieres callar Ana? — preguntó papá irritado

Su amiguito solo se empezó a reír en silencio.

—¡Ahí están tus malditas cosas! — grité mientras aventaba la última trampa que me quedaba y otra bolsa — ¡Para la otra no me hables para que te ayude!

Papá dejó de mover hojas entre la trampa, se paró del piso para después pararse.

Tragué saliva

Vi cómo formaba un puño con su mano, después, empezaba a acercarse hacia mi.

Cerré los ojos

—¿Qué haces aquí, Daniel? — oí

Abrí los ojos

Frente a nosotros estaba Nick, apuntaba a papá con una escopeta

—Lárgate, Nick, ésto no te concierne

—Sí me concierne — dejó de apuntar — estás en mi propiedad y además — con su mano, apuntó a la trampa que estaba en el piso — estás en contra de las reglas, obviamente sí me concierne

—Son puros animales inservibles — dejó de mirarme para después mirarlo a él

Miré a Nick, y también me miró

—¿Por qué no se largan? — preguntó sereno Nick — Y por cierto Ana, Don Pedro está buscándote, te llevaré con él

Yo solamente asentí varias veces.

—Ya verás cuando llegues a la casa Ana — oí a papá

Yo no dije nada, sólo empezé a caminar.

—Largo. Ahora. — fue lo último que le oí decir a Nick

Él iba detrás de mí pero no me decía nada, lo cual agradecía.

—Muchas gracias — comenté mientras seguía caminando

—No me agradezcas, Ana — comentó sereno

Paré en seco cuando habíamos llegado cerca de su cabaña.
Lo miré

—Tengo que irme al trabajo

Empezé a caminar de nuevo

—Ana

—¿Si? — pregunté mientras caminaba lentamente

—Si necesitas ayuda en algo, no dudes en decirme, ¿de acuerdo?

La Caótica Vida De Ana |Nikolaj Coster|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora