• Cigarrillos y Hogar •

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Y ese fue el día en
el que prometí
Que nunca cantaría
de amor si este no existe.
Pero cariño,
tú eres la única excepción.

The Only Exception - Paramore

[•••]

La misma rutina, el mismo pesar. Aún sentía aquel vacío acechandolo en la oscuridad.

Su última clase antes de comenzar el receso había culminado. La maestra abandonaba el salón de clases a penas el timbre se hacía escuchar, tomaba sus cosas huyendo lejos del alumnado bullicioso y rebelde frente a ella.

HongJoong suspiró antes de hundir su rostro sobre la concavidad que formaba con sus brazos. No acababa de entender ni la mitad de lo que en la pizarra se detallaba, con esa serían tres clases sin entender nada en lo absoluto, considerando los exámenes de fin de semestre... reprobaría más de una materia esta vez.

-Ya conoces la rutina, Kim -habló con sorna apoyando ambas manos sobre la superficie en la que minutos atrás descansaba no tan plácidamente.

-¿Ningún comentario sexista esta vez? -soltó un silbido -Pierden el toque demasiado rápido.

El joven de unos centímetros más alto que él, pelinegro y ahora un rostro conocido para HongJoong, le mostró una sonrisa ladina antes de desaparecer por los pasillos flanqueados de casilleros.

Su mandíbula seguía doliendo, algunos hematomas en su abdomen no habían desaparecido del todo. Y aún así se encontraba caminando hacia su constante tortura.

-Deberían ser más caute... -su voz se vio apagada por un gran chorro de agua.

Había tenido peores bienvenidas, golpes más sorpresivos y torturas más dolorosas que otras. Pero no imaginó que el preámbulo esta vez sería agua con, lo que él imaginaba, algún tipo de detergente inflamable. Sus ojos empezaban a escocer de sobremanera, no podía ver quién golpeaba sus costillas, quien grababa y quien lo inmovilizaba con un brazo alrededor de su cuello.

Siempre esperaba a caer desmayado, o a que el timbre sonara. Pero esta vez sucedió algo realmente distinto.

-¡¿Se divierten sin mi?!

Los golpes cesaron al igual que la presión en su garganta. Sentía un poco de aire fresco en sus pulmones, lo suficiente para recobrar el aliento.

-El único que puede tocarlo soy yo -un sonido fuerte, alaridos y risas de distintas personas -Alguno de ustedes le vuelve a poner las manos encima...

Jay, amigo de la infancia y enemigo actual. Tan terco y renuente como lo era HongJoong. El pasado para ambos fue compartido bajo la misma casa, mismas penas y mismos secretos.

Ambos habían jugado su última carta, Kim lo hizo años atrás, Jay acababa de ponerla sobre la mesa.

Los alumnos salieron a paso presuroso, uno empujando a otro, reprochandole que no había sido buena idea aprovecharse del menor. Y de un momento a otro, en el baño solo se encontraban aquellos mencionados.

-Levántate. Eso debe doler como la mierda -Jay ofreció su mano hacia el cuerpo afligido sobre el suelo.

Que más daba si aceptaba la ayuda del causante del dolor en sus costillas. En ese momento, era la única mano ofreciendo ayuda para él.

Tras un suspiro prolongado, HongJoong tomó la misma mano que años atrás lo había traicionado. Se apoyó sobre él y consiguió la fuerza y el equilibrio necesarios para permanecer de pie.

Another Love ☆ SeongJoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora