Los primos oscuros

61/ Bendición

BENDICIÓN DE LOS PADRES Y COMPRAS DE ANILLOS

Habían pasado unos meses y ahora era enero. Morgana se había estado quedando con Amara y su familia durante Yule e iba a regresar pronto a Slytherin Manor.

"¿Qué tienes en mente, ma belle?" cuestionó Amara mientras se cepillaba el cabello.

Morgana, que estaba pensando, se encogió de hombros. "Nada que sea importante en este momento. Vuelvo enseguida". Dijo y salió de la habitación cuando su novia asintió.

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Los ojos de Celine se iluminaron de sorpresa y alegría, mientras que Fabien parecía pensativo y calculador.

Morgana acababa de pedir su bendición para proponerle matrimonio y estaba jugueteando con sus anillos, esperando sus respuestas.

"Por supuesto-!"

"Espera, Celine." Fabien la interrumpió y miró a la novia de su hija, "¿Cómo sé que realmente amas a mi hija?"

Morgana inclinó la cabeza confundida, "Hemos estado juntos durante 7 años ..."

Fabien se encogió de hombros, "Necesito más pruebas de que amas a mi hija. Pido disculpas, pero estamos hablando de mi hija".

Morgana asintió, "Entiendo, señor".

Después de unos minutos más de hablar e intentar demostrar su valía, Fabien finalmente sonrió. "Te doy mi bendición para proponerle matrimonio. Fue solo una prueba para saber si la amas lo suficiente y está claro que la quieres".

"¡Oh, gracias a Dios!" exclamó Celine emocionada, "¡Yo, por supuesto, también te doy mi bendición!"

Morgana sonrió y se rió levemente en estado de shock cuando Celine la abrazó, mientras Fabien se reía.

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Al día siguiente, Morgana intentó levantarse de la cama, pero se retiró. "No te vayas. Necesito tu calor." murmuró Amara, solo medio despierta mientras apoyaba la cabeza en el pecho de Morgana.

Morgana prácticamente podía sentir que su corazón se derretía en ese momento, "Tengo algo importante que hacer, mi amor. Prometo volver pronto, ¿de acuerdo?"

"¿5 minutos?" Amara preguntó, abriendo los ojos y haciendo pucheros.

Morgana ni siquiera se dio cuenta de que estaba sonriendo, "10 para ti".

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Cuando Morgana finalmente se cambió y salió de la casa, se apareció en un callejón y comenzó a caminar hacia la primera tienda de anillos de compromiso.

Abrió la puerta y entró, "¿No eres un poco joven para proponer matrimonio?" Preguntó un hombre detrás del mostrador, haciendo que ella le lanzara una mirada furiosa.

"No creo que eso sea asunto tuyo." Morgana se burló del muggle. Por mucho que odiara admitirlo, hay algunas cosas muggle que son mucho mejores que las mágicas, y los anillos de compromiso eran un ejemplo conocido.

El hombre asintió y le dio una sonrisa de disculpa, "Lo siento. ¿De qué tipo es tu ...?"

"Mi novia."

"¿A tu novia le gusta?"

"Bueno," Morgana parecía pensativa, sus ojos moviéndose de anillo en anillo, "Es una chica sencilla, pero elegante ... No le gusta demasiado extravagante pero tampoco le gusta demasiado ordinaria".

El hombre asintió y señaló un estante diferente, "¿Le gustan las esmeraldas? ¿O las formas? ¿O los diamantes?"

"Diamantes" dijo inmediatamente Morgana, conociendo demasiado bien a su novia.

Ella siguió al hombre mientras la conducía por la parte trasera de la tienda, "Aquí es donde está el anillo que describiste. No mucha gente quiere ese tipo, ya que en su mayoría optan por demasiado simple o demasiado elegante".

Morgana tarareó, sus ojos inmediatamente se clavaron en un anillo. "¿Cuanto por eso? Cuanto cuesta eso?" Hizo un gesto hacia el anillo.

El hombre sonrió, "Buena elección. Muy buena elección, de hecho". Lo felicitó, sacó la caja y se la dio a Morgana.

Lo sostuvo, sus ojos clavados en el anillo de adentro. Fue perfecto. No demasiado llamativo, pero no muy simple. Era un anillo de tres piedras. Tenía un diamante ovalado en el medio y dos esmeraldas pequeñas (pero no extremadamente pequeñas) a cada lado.

"2.950 $". El hombre respondió, sacándola de sus pensamientos.

Sus cejas se levantaron por el bajo precio. O era demasiado rica, o el anillo en sí era barato por ser del tipo de tres piedras ... O tal vez ambos.

Ella asintió con la cabeza y sacó la cantidad exacta de dinero, "... Gracias". Ella dijo. Era la primera vez que le daba las gracias a un muggle y, honestamente, le resultaba difícil decirlo, pero se obligó a hacerlo.

El hombre sonrió, "Buena suerte, chica".

Morgana puso los ojos en blanco y caminó hacia la puerta, mirándolo por última vez, "muggles asquerosos". Suspiró en voz baja y salió de la tienda.