Nadie las necesita,
pero todos las cargamos en nuestros cuellos,
pues somos esclavos,
de las emociones y los sentimientos.
Cadenas escondidas,
que del corazón erupcionan,
ardientes como el sol,
y brillantes como la luna llena.
Hoy las desafío;
abandonaré mi humanidad
y seré un robot,
con un corazón gélido y metálico.
Un androide sin cadenas,
un títere sin hilos,
un samurái sin amo a quien servir,
un cometa que vaga por el universo.