Ya es tarde para amarme,
pero siempre será la hora justa,
para odiarme.
Así es la vida,
así es el tiempo.
Todo lo demás es necedad,
o mera mezquindad.
No somos dioses.
Nosotros, los mortales,
debemos aprender a decir adiós.
Ya es tarde para amarme,
pero siempre será la hora justa,
para odiarme.
Así es la vida,
así es el tiempo.
Todo lo demás es necedad,
o mera mezquindad.
No somos dioses.
Nosotros, los mortales,
debemos aprender a decir adiós.