-¡Momo unnie!-
La aludida levanto la vista del libro que había estado leyendo para prestarle atención al par de cachorras que se acercaban a ella; dos alfas con sonrisas enormes y aromas curiosos que se mezclaban entre sí increíblemente, se detuvieron frente a la omega, quien solo alzó una ceja en cuanto las tuvo cerca.
Sabía que ambas eran de la misma estatura, pero la castaña de cabello largo le parecía más alta que la de cabello corto y flequillo desordenado el cual caía sobre sus cejas, una más robusta que otra, hombros anchos y brazos fuertes, el rostro todavía joven de la alfa menor contra las marcadas facciones de la mayor.
Las vestimentas de ambas también contrastando entre ellas; mientras una llevaba cálidos tonos otoñales entre rojizos ladrillos y marrones, la otra lucia ropas holgadas en tonos grises y negros.
Parecían grandes alfas pero no eran más que cachorritas.
El concentrado aroma del café de la alfa de cabello largo junto al inconfundible perfume a canela de la alfa japonesa inundando el aire. Una rica combinación que hizo a Momo respirar hondo para llenarse de la fragancia, logrando captar el suyo propio y hacer ese increíble combo que tanta tranquilidad le traía. Los tres aromas juntos, como un delicioso caramelo de capuchino que llenó de forma suave la biblioteca estudiantil.
-¿Cómo esta Momo unnie?-
-¿Se encuentra mejor?-
La aludida río por las voces combinadas de ambas cachorras. -Estoy bien, solo fue un resfriado que ya paso-
Hace menos de una semana había estado con un terrible dolor de cabeza a causa de la fiebre del resfriado, y ambas alfas habían estado tan alteradas por ello que incluso llegaron a agobiar a Momo. Sus dongsaengs eran atentas, quizás demasiado, y les agradecía, pero a veces solían exasperarla tanto. Entendía que de alguna manera quisieran cuidarla al ser ambas alfas, pero Momo era perfectamente capaz de sobrevivir a una simple gripe.
Ambas eran igual de exageradas.
-¿No está cansada, unnie?-
-¡Déjeme llevar su mochila!-
-¡Yo también puedo llevarla!-
Y de nuevo, ese par de mocosas comenzaron una pequeña pelea para conseguir llevar su mochila. Momo se dedicó a rodar los ojos y suspirar superada, simplemente aplaudiendo un par de veces para llamar su atención y hacer que se detuvieran. Cuando ambos pares de ojos estuvieron sobre ella, la omega mayor sonrió divertida. En esos momentos volvían a relucir los ojitos brillantes y los pucheros berrinchudos del par de cachorras.
-Soy completamente capaz de llevar mi mochila, alfas tontas-
-Pero...fue un largo día, quizás debe estar cansada- Sana replicó con un puchero, lo que hizo a Momo sonreír enternecida.
Y a Nayeon cruzarse de brazos con un mohín molesta por ello.
-Lo estoy, pero ustedes también deben estarlo, ¿Por qué quieren llevar mi mochila cuando ustedes cargaron la propia todo el día?-
-Podemos con eso, somos fuertes- ambas hincharon sus pechos orgullosas, alzando un brazo para mostrarle sus músculos. Sana destacando mucho más que Nayeon, aunque la de dientes de conejo también tenía lo suyo.
Ambas se miraron en silencio, retándose mutuamente antes de que Minatozaki adoptara otra pose ridícula para mostrar más de sus músculos, siendo seguida por Nayeon que hasta el momento le daba buena batalla. Y después, la alfa con flequillo levanto su blusa enseñando el abdomen jodidamente trabajado con esa sonrisa fanfarrona en su rostro.
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❝Cappuccino Candy❞ ~『NaMoSa』G!P
FanfictionLas ve como un par de cachorritas, no puede tomarles del todo enserio, y no quiere hacerles daño poniendo a una sobre otra. Pero las alfas bebés ya están ilusionadas y esperan pacientes una decisión. ¿Dos alfas y una omega? ¿No es eso peligroso?, pe...