10. las necesito conmigo

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- Minari - la profunda voz de Nayeon llamó a su mejor amiga, quien se detuvo para girarse y sonreírles a las dos alfas de su hermana mayor acercarse a ella en el estacionamiento de la institución después de haber terminado las clases.

- Momo unnie... ella...

Mina rió por la tierna manera en que Sana enrojecía al intentar completar la frase. - Está en celo, sí, por eso no vino hoy - por lo que la terminó por ella, sonriendo ampliamente con un deje de burla que hizo a la castaña menor bufar en un pequeño puchero.

Sí, Momo había entrado en celo justo el día anterior, que fue después de hablar con Mina sobre la situación amorosa en la que se encontraba. Llegó de sorpresa, porque la omega mayor había estado tan ocupada tratando de no estresarse por el trabajo en la escuela y el lío con las alfas que sencillamente lo había olvidado por completo, así que cuando los intensos dolores abdominales comenzaron tuvo que quedarse en casa porque no podía ni quería moverse demasiado.

- Uhm... pensamos que podría sentirse un poco sola estos días, así que le trajimos esto - Nayeon levantó una bolsa de plástico negra que no dejaba ver el interior, ofreciéndosela a Mina, quien la tomó con una ceja alzada.

- No son dildos o algo así... ¿o sí?

Sana negó repetidas veces tanto con la cabeza como con las manos, su rostro coloreándose mucho más. - ¡No es nada de eso! En realidad son...

- Está bien, no quiero saber - Mina rió, metiendo la bolsa en su mochila -. ¿Cómo supieron que unnie estaba en celo?

- Conocemos su ciclo, también podemos sentirlo y olerlo.

Y mentira no era; cuando Momo estaba por entrar en calor, comenzaba a comportarse más mimosa con las chicas, y algunas veces hasta esquiva, como esos días en que estuvo un poco más dócil en las peticiones de ambas, como aquel día en el restaurante de comida rápida; antes de ir había estado tan pegada a Nayeon jugando con su mano como una gatita curiosa.

Y el día en que llevó la sudadera de Sana, llevó su aroma todo el día, porque así aunque no estuviera con ella podía sentirla cerca. Ambas habían estado dudosas al principio, pero el aroma suave del caramelo parecido a la miel había estado intensificándose un poquito más durante esa semana, por lo que cada día se hacía cada vez más evidente que la unnie entraría en celo.

Sucedía que en ocasiones la mismo Momo lo olvidaba por completo, pero bastaba que una de ellas preguntara inocentemente si era la semana del celo para que la unnie lo recordara. Eran tan atentas con ella que incluso llevaban inhibidores consigo por alguna emergencia. Y también eran tan exageradas que llegaban a alejarse durante ese tiempo y un par de días más hasta que la sensibilidad del calor haya pasado por completo, así no corrían el riesgo de que sucediesen accidentes como la última vez meses atrás en el celo de Nayeon.

No había sido nada de otro mundo, Sana fue la primera en notar el penetrante perfume de la cafeína tostada emanar excitación y actuar tan rápido como pudo cuando los sentidos de Momo se cegaron un poco a causa de ello. Así que justo en el momento en que Nayeon se abalanzó para olfatear el cuello de la omega, la castaña menor sostuvo a la unnie en brazos para salir corriendo de la alfa mayor y darle calmantes que le devolvieran la suficiente cordura para regresar a casa. Desde entonces ambas alfas tomaron la decisión de llevar supresores todo el tiempo.

- Ustedes son... adorables - Mina rió de nuevo, ganándose miradas avergonzadas -. Saben que pueden ayudarla, ¿verdad?

- No... n-no queremos hacerle daño... por eso le damos espacio.

- Creo que a unnie le gustaría tenerlas en persona que un par de dildos.

- No son dil-

- Está bien, no tienen por qué negarlo - la omega volvió a interrumpirlas, solo porque le gustaba molestarlas y era divertido ver sus facciones arrugarse entre el bochorno y la molestia -. Pero de verdad, den una vuelta por mi casa y atiendan a unnie, estoy segura de que estará feliz de tenerlas. Toda omega desea mimos de su alfa en estos días. Mi hermana en especial se pone muy cariñosa, verán que estar con ella les ayudará mucho en su complicada relación.

Sin dejarlas contestar, Mina les guiñó un ojo y les envió una sonrisa sugerente antes de dar media vuelta con ayuda de sus talones y acercarse finalmente al auto de su alfa, quien se encontraba desde hacía rato esperándola dentro. Ambas alfas menores vieron a la pareja saludarse con un beso y agitar sus manos después para irse, dejándolas a ambas en el estacionamiento con las palabras de la omega en sus cabezas. Nayeon fue la primera en mirar a la menor, quien tenía una mueca preocupada que fruncía sus cejas y aplanaban sus labios.

- ¿Crees que deberíamos ir? - Minatozaki preguntó en un murmuro, visiblemente nerviosa. Y eso no hizo más que enternecer a la mayor entre las dos, quien rodeó sus hombros y la acercó a su cuerpo para empezar a caminar hacia la salida del lugar.

- Tal vez... aunque siendo honestas me da un poco de miedo.

Minatozaki suspiró, sintiendo a Im sostener su mano derecha para entrelazar sus dedos y darle un pequeño apretón para darse apoyo mutuamente, sus ojos encontrándose. Ambas lobas estaban ansiosas, preocupadas también por la sensación extraña de sentirse llamadas por la omega de la que estaban enamoradas.

Si iban, no había vuelta atrás.


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Mina tocó la puerta de la habitación de su hermana mayor, ignorando los bajos gemidos que se escuchaban para después abrirla. No se sorprendió de encontrarla boca abajo en su cama y el trasero alzado, el rostro pegado a la almohada y con un juguete sexual entre sus piernas que ella misma hacía mover.

- Ten un poco de pudor y cierra la puerta con seguro la próxima vez - la regañó cuando obtuvo su atención, la omega mayor le gruñó mientras detenía la mano que hacía mecer el dildo, para después sentarse sobre este en el colchón -. Tus alfas te envían esto.

Le lanzó la bolsa negra que fue atrapada torpemente al estar un poquito ida debido al calor en su cuerpo, Momo olfateó antes de abrirla y gimió cuando sacó de ella dos enormes camisetas empapadas del olor de sus alfas. Llevó ambas a la nariz, jadeando satisfecha cuando el olor la envolvió, y después se recostó abrazada a las prendas para restregar su mejilla contra la tela como una gatita en busca de mimos.

- Maldita sea, las necesito conmigo - lloriqueó, escuchando el bufido de su hermana menor -. ¿Por qué no les dijiste que vinieran? Alfas buenas para nada, en vez de estar aquí me mandan esto.

- Lo hice.... no sé realmente si vendrán, pero por si las dudas yo me iré con Tzuyu unnie.

Momo volvió a sollozar, sintiendo a su omega retorcerse inquieta por el olor a alfa que le estaba nublando todavía más los sentidos. Ignoró el sonido de la puerta cerrarse cuando Mina abandonó la habitación y se concentró en intentar envolverse todo lo posible con sus perfumes. Cerró los ojos, imaginando que estaban ahí, que ambas le dedicaban esas sonrisas lindas y acariciaban con sus grandes manos para calmar el infernal dolor en su vientre, imaginó también que su cuerpo era llenado por sus besitos dulces, y lloriqueó más. Podía sentir sus ojos humedecerse porque se sentía débil, porque ansiaba tenerlas a ambas con ella para sentirse en paz.

Porque las quería a las dos en esos momentos y el par de idiotas no estaban ahí.

- Alfas inútiles - murmuró con voz ronca, sonriendo después al sentir la tela de sus prendas en su rostro y pecho descubierto -, pero son tan lindas...

Un gemido adolorido escapó de su garganta cuando otro calambre le recorrió. Tontas tontas alfas.


❝Cappuccino Candy❞ ~『NaMoSa』G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora