CAPÍTULO DIEZ

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En la lista de malos días de Taehyung, ese era uno de los peores.

La noche anterior Yeontan había comido algo que lo había indigestado y, por ende, había pasado una velada espantosa; algunas veces el perrito quería mimos, otras veces no quería ni que lo mirara; vomitó dos veces su cama y tenía a su pobre padre con los nervios de punta.

El Pomerania había podido descansar un poco bien entrada la madrugada, eso tranquilizó una pizca el corazón preocupado de Taehyung, pero por nada del mundo dejaría la situación solo así, iría al veterinario apenas amaneciera... Pero, se quedó dormido.

Era por eso que ahora, corría con destino a la oficina de Seokjin, con su pequeño bebé en el cargador. El tiempo y el tráfico habían actuado en su contra y tenía un retraso de 30 minutos, simplemente imperdonable.

Justo cuando doblaba la esquina que lo llevaría a su destino, alguien gritó su nombre, deteniéndolo de inmediato; se giró para encontrarse con el precioso rostro del menor de los Jeon frente a él.

—Hyunjin, hola. —a decir verdad, era el que mejor le caía de los tres, así que sonrió en grande.

—Hola. —el chico hizo una reverencia exagerada y se quedó en esa posición. —Lamento muchísimo la situación en la que los puse, no pensé que llegaría tan lejos, asumo toda la responsabilidad. —Tae no estaba enojado por eso, al menos no con él, aun sabiéndolo todo; por lo que coloco una mano sobre el hombro del chico, para que se enderezara.

—No hay problema, Hyunjin, todo está bien.

—A Jungkook no le gusta la idea y está siendo grosero. —El puchero que hizo el rubio le replanteó toda la vida al mayor ¿Seria inmoral si admitía que el chico era endemoniadamente atractivo?

No, para nada, Jeon no era tan pequeño y él no era tan mayor.

—Pff, nada con lo que no haya lidiado antes. —apartó la mano de cuerpo contrario. —Si me disculpas... —estaba por retirarse cuando un pequeño ladrido se hizo escuchar en la estancia.

—¿Es un perrito lo que tienes ahí? —el menor se acercó curioso, poniéndose sobre sus rodillas para mirar mejor lo que se escondía en ese bolso. —¡Ay, por Dios! Pero, ¿Qué es esta cosita tan preciosa?

—Se llama Yeontan, es mi bebé.

—¿Puedo sacarlo? —Tae se lo pensó por un segundo. Estaba siendo terriblemente irresponsable por la llegada tarde y seria aún peor llegar con el pequeñín.

—Hagamos un trato.

—El que sea. —Hyunjin aceptaría lo que le dijera, estaba más concentrado en consentir al animalito a través de la malla que los dividía, el perrito ponía sus diminutas patitas en donde fuera que él pusiera el dedo, ¡Era una preciosura!!

—Cuidaras a Yeontan mientras estoy en la reunión con tu hermano, y queda olvidado el tema de la foto, ¿te parece?

—¡Pero por su puesto! —El rubio se enderezó extendiendo sus brazos hasta que Tae le entregó el cargador.

—No lo alimentes con nada, solo agua; probablemente este irritado porque acaba de visitar al veterinario; no lo dejes solo nuca, es extremadamente nervioso, ¿entendiste?

—Lo que digas. —Hyunjin no espero un segundo más antes de sacar a la bolita de pelos y llevarla más cerca a sus ojos. —¡Ay, es que me muero! —Le dio la espalda al mayor, ignorando por completo su presencia. —Te voy a presentar a alguien, ¡Minho! —El gritó probablemente retumbo por todo el edificio.

Tae rió negando con la cabeza, Yeontan estaba en buenas manos.

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BEHIND THE STAGE - YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora