Un dolor tras otro.

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—¿lo encontraste?.

—lo encontré señora. Está en Busan, al parecer su hijo Taehyung tiene una casa en los distritos más alejados; tal parece que el doncel vive con el.

La mujer golpeó con furia el escritorio—es una puta. Primero se acostó con mí hijo menor, ahora con el mayor intermedio. Infeliz.

El hombre asintió haciendo una reverencia.

—espera, Llévame con el. Quiero dejar muy bien en claro a esa zorra, que mí apellido Jeon no lo tendrá ningún bastardo.

—si mí señora.

………

—Jimin, ¡nueva orden!—Hyuna envolvió el plato, dejando el pedido en la barra.

El blondo hizo una reverencia a su cliente, caminando con la bandeja asta la barra; ese día el restaurante estaba lleno y muy concurrido, algo que  a la morena le encantaba, pues tenía un doncel muy hermoso que llamaba suerte.

—aquí tiene su orden, desea algo más.

—no, gracias…a mí pequeño le gustas—park sonrió al pequeño niño de ojos cafés. El niño se sonrojó abrazando a su madre.

—eres muy lindo, por eso te daré algo especial.

—oh, no, es un niño muy enamorado a si que no se preocupe—dijo la mujer encantada y apenada.

Jimin negó, no sabía si era por su embarazo, pero le encantaban los niños en especial verles con sus madres. Aun que le dolía ver a los padres jugar con ellos en el parque de enfrente, donde los pequeños corrían saliendo del colegio en la tarde, con sus padres llevándoles.

El día estuvo agotado para el blondo aún no era costumbre moverse con rapidez y atender a clientes, conocer personas y desenvolverse con los pedidos.

Taehyung salió de casa, cerrando el portón. El varón tenía que tomar la entrevista del trabajo, y pasar por sus papeles al correo, y tomar de nuevo sus estudios a distancia.

“Jimin, déjame ayudarte”.

“Hyung, a echo suficiente por mí y mí bebé, por favor ya no intente convencerme”.

“Entiendo, disculpa”.

“Hyung, lamento lo que está pasando, pero mí corazón está roto y necesito sanar”.

“Lo se, pero yo esperaré”

Negó empezando a caminar, recordando como el menor le había dicho que no deseaba tener cosas de su bebé en la casa, o que si quiera el intenté mezclarse con ellos. Era absurdo, pero entendía que tenía que sanar, las heridas del corazón no sanan muy pronto y el lo sabe. Tomaría la palabra de la casera, haría lo que fuera por eliminar esa herida y sanarla.

Jimin quitó el sudor de su frente, apartando el delantal de trabajo y dejarlo en la barra; ya era tarde y el sol comenzaba a ocultarse.

—hoy puedes irte Jimin, no haremos noche hoy—dijo la morena, poniendo una lonchera en la barra junto al menor.

—entonces puedo irme.

—claro, lleva contigo está comida, no as comido bien y ese renacuajo no crece de aire.

El menor asintió avergonzado tomando la lonchera. Se despidió de la mayor comenzando a caminar, era casi oscuro y las luces de los faroles alumbraban toda la calle; además las personas transitaba con más rapidez, y los autos se acumulaban. Era una hermosa noche.

Una camioneta gris se detuvo enfrente del portón, Jimin ya había dejado la lonchera en la cocina, solo deseaba una ducha. Dos hombres salieron del auto, uno de ellos prosiguió en abrir la puerta trasera, dejando salir a una peli-negra en un vestido elegante, con unos tacones dorados. La mujer movió su abrigo, caminando asta el portón.

¿Appi quien es mi papà?.  KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora