Capítulo 4

79 15 0
                                    

Después de una calurosa carrera hasta aquel restaurante, al fin he llegado, pero mi imagen, como siempre, es deplorable, estoy sudando y mi cabello hecho un asco, no quiero que Gerard me vea así, pero no hay más remedio, ¿qué más puedo hacer?, resignarme a que me mire como un pordiosero, sólo espero no espantarlo y que acepte una segunda, tercera, cuarta... miles de citas conmigo.

Ingreso al restaurante y lo busco con la mirada, logrando vislumbrarlo en una mesa del fondo, lleva una chaqueta negra, unos jeans, zapatos, y su cabello esta vez no se ve tan alborotado, pues ha tratado de acomodarlo. Luce hermoso. En cuanto me ve me sonríe con sus pequeños dientes y yo siento que me derrito ¿A quién no cautivaría esa sonrisa tan linda?.

Me acerco hasta la mesa, tomando asiento frente a él. Lo saludo, él está un tanto ruborizado, y es que aunque fue él quien dio el primer paso aquel día y se animó a hablarme, puedo notar que es algo tímido, sin embargo eso no es impedimento para que platiquemos largo rato, es tan fácil entablar una conversación con él, se ríe de las estupideces que digo y yo, yo amo su risa.

Hoy supe más cosas de él, como que es un par de años más grande que yo, aunque en realidad aparenta menos, su carita infantil y con facciones femeninas lo hace ver más joven de lo que es. Me contó también que acaba de salir de una relación tóxica, que su último novio lo celaba demasiado y que incluso había llegado a golpearlo, después pone una expresión extraña, como arrepintiéndose de haberme contado aquello, sin embargo trato de darle confianza tomando su mano sobre la mesa. Él sólo se sonroja ante mi tacto, yo por mi parte siento una revolución en mi interior tan solo al sentir su suave piel, imaginándome cómo se sentirá tener su cuerpo desnudo pegado al mío. Una pregunta de su parte me saca de mi ensoñación.

- ¿Y tú Frank? ¿Tienes pareja? - Mierda, no había pensado qué responderle si me llegase a preguntar eso, no puedo evitar ponerme nervioso, no sé si él lo nota, pero entonces abro la boca.

- No, también acabo de salir de una tóxica relación – Le mentí, no quiero hacerlo, pero ¿acaso esa hermosura de chico se quedaría ahí conmigo sabiendo que estoy casado? No quiero que se aleje de mí, no ahora que se está convirtiendo en mi razón para despertar todas las mañanas.

Él sólo sonríe ante mi respuesta y yo, en verdad que me siento como una mierda por mentirle.

Pasamos una maravillosa velada y posteriormente me ofrezco a acompañarlo hasta su casa, vive en un pequeño departamento junto con su hermano, el cual me dice se llamaba Mikey, no muy lejos de aquel restaurante. Cuando estamos afuera del edificio me despido de él, rodeando su cintura y acercándolo a mí, Gerard se pone algo nervioso y sus mejillas se sonrojan, le beso en la comisura de los labios. Le prometo verlo el fin de semana, él se despide de mí con una sonrisa que me derrite y que me hace más difícil el separarme de él.

Ya le inventaré cualquier cosa a Jamia, que estoy trabajando o algo así, al final del día no es raro que trabaje los fines de semana y a ella parece ni siquiera importarle. Yo lo único que quiero es estar el mayor tiempo posible con Gerard, aunque lo nuestro sea casi imposible.  

Casi imposible (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora