8: Los Amores de Anita

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Mi caparazón con púas tiene muchos factores, pero el amor fue uno de los protagonistas más importantes.

1. El amor que con su partida me hizo doler hasta la piel:

Se acercaba mi cumpleaños número diecinueve, esperaba con ansias el mensaje de él. Mi corazón se estrujó tanto al no recibir su saludo. Mi familia me sorprendió a media noche tocando cucharones y tapas de olla afuera de mi casa, querían levantarme y saludarme por mi cumpleaños. Yo lloraba y ellos pensaban que era de emoción, pero en ese momento solo lo hacía de desdicha. Había perdido a mi amor, a mi soporte emocional, estaba desorientada...

Hace cinco años conocí el dolor de un desamor a gran escala. Nuestra historia como muchas parecía de telenovela. Fuimos cómplices experimentando las escapadas del colegio días enteros, la adrenalina de ingresar a casa de nuestros padres a escondidas, conocer nuevos lugares y soñar con llegar a formar un hogar ¡qué cursi!. Creo que todo esto se dio así porque nuestro romance no solo quedo en la escuela, ambos después del cole nos apoyamos en iniciar la vida académica, educación superior juntos, incluso fuimos soporte para comenzar en el mundo de los adultos buscando trabajo. En tres años compartimos días maravillosos. Después de mucho tiempo se acabó, tiempos donde odié llegará la noche y sentir que la oscuridad me atrapaba, no poder correr de mis pensamientos. llegué a la conclusión que las personas están en evolución constante, en algunos casos para bien y en otros para mal. Cuando mi relación llegó a su fin, creo que Luis Alfonso no fue malo conmigo, solo que en aquel entonces no logró calcular el daño que me causó. La decepción de ese amor llegó con episodios de violencia, mentiras enfermizas y su abandono por una nueva ilusión.

Pude comprender que ese episodio en mi vida no solo fue una ilusión del primer amor. Yo me enamoré hasta los huesos, porque cuando tuve que decir adiós llegué a desear lo mejor para su vida, y con lagrimas en los ojos mi canción favorita se volvió: El Rescate de Enrique Bunbury.

Luis Alfonso volvió después de un año y con nuevas promesas. La vida permitió el encuentro creo que solo para comprender que retroceder casi nunca es la mejor opción.

2. Me enamoré del chico Malo:

Un día en mi nuevo trabajo empecé a recibir detalles de un chico que no llegaba a ser mi estereotipo de hombre, así que ignoré por mucho tiempo sus detalles, mensajes al Facebook e invitaciones a salir. Un par de meses después de estos acontecimientos me enteré que Luis Alfonso tenía una feliz relación con otra chica. Con la noticia de la nueva relación de Luis, entendí que lo nuestro se había acabado definitivamente, y quise aplicar la teoría de "un clavo saca a otro clavo" (hoy creo que es basura, en mi filosofía de vida).

Las salidas con Naz se volvieron agradables, debo admitir que había algo de química. Inicié una relación sexual y apasionada con él, era algo nuevo para mí. Me metí cada vez más en su juego de seducción, logrando quedar enganchada de su cuerpo, sus besos, el deseo de que me toque. Mucho tiempo no identifiqué si era amor o capricho lo que sentía por él. Lo evidente era que me estaba destruyendo. Físicamente me veía más flaca y demacrada. Nuestra relación era de dudas constantes, Naz era 7 años mayor que yo, tenía una hija de 3 años y una historia muy marcada con su ex mujer. El y su pasado eran más tormentosos que el mío, no solo por su ex familia, era un chico malo, consumía drogas, tenía amistades muy perdidas, de vez en cuando se metía en negocios sucios. A todo ello le sumamos que poseía la habilidad de manipulación y hacerme sentir culpable de nuestros problemas. Yo dudaba de mi físico, mi capacidad intelectual con sus insultos. El era el típico amor que te daba todo un par de días a la semana, mientras que los otros cinco días restantes te hacía conocer el infierno.

Pasaron dos años y medio de esta relación que empezó siendo linda, amical y terminó con un embarazo y aborto espontáneo. Tontamente pasó, y una vez más consolidé mi pensamiento sobre que: las personas necesitamos tocar fondo, sentirnos en la misma mierda o casi muertos para renacer como un fénix.

Los pensamientos de Anita y María LuisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora