capítulo tres.

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Mirándose en el espejo, acomoda la corbata que rodea su cuello hasta anudarla perfectamente.

— Meow —El minino, comienza a restrgarse contra el suelo mientras le mira

— ¿Salgo mucho últimamente? Lo siento Lucas, prometo que pasare más tiempo contigo, por ahora perdoname —Junta sus manos y cierra los ojos

Deja un beso sobre la cabecita del animal antes de salir de su habitación.

— ¿Listo? —Dionysus da un asentimiento ante la pregunta de su padre— nos vemos más tarde —Dejando un beso sobre los labios de su esposa, dice aquello

— Con cuidado, y Dionysus, aprende mucho

— ¡Sí mamá! —La mano de la mujer sacude sus cabellos que no se molesta casi nunca en ordenar

Su madre, había sido una actriz y modelo cuando era más joven. Cuando nació, se dedico a cuidarlo y dejo su trabajo, aunque aún suelen lloverle ofertas de vez en cuando

Pone la radio para estar en ambiente hasta llegar, aunque tampoco tardan tanto, fueron al menos 30 minutos después que llegaron a un restaurante.
Dionysus, como su madre le enseño y educó, saludo de una reverencia y con mucho respeto. Se sentaron en una mesa y escucho a los hombres hablar sobre variantes temas.

Sujeta el vaso de té helado dándole un pequeño sorbo mientras lanza una mirada hacia el ventanal junto a él, los carros pasaban al igual que algunas personas.
Sintiendo el liquido de su té salir por su nariz apenas unas gotas, comienza a toser mientras se golpea en el pecho.

— ¿Estas bien, Dionysus?

El peligris da tantos asentimientos como su cabeza puede hacerlo en este momento, acerca su mano para tomar una servilleta y rápidamente limpiarse

— ¿Puedo... —Se aclara la garganta— puedo salir un momento?

Los hombres le dan una pequeña mirada de insatisfacción al próximo heredero mientras su padre sólo pinta una sonrisa amable y asiente.

— Claro que sí, hijo —Entendía perfectamente que Dionysus aún era joven

Si lo llevaba a todo lo relacionado con su negocio era porque el más joven lo pedía, pero si fuese por él, le dejaría disfrutar su juventud antes de involucrarlo en la compañía.

El día de ayer, casi se le caen los pelos de la cabeza al enterarse que Dionysus fue a un club, normalmente nunca fue de esos adolescentes así qué, le alegraba que de vez en cuando se diera una escapada a su gusto

Dionysus da una reverencia hacia los hombres antes de salir del restaurante, cruzando la acera y mirando a los lados, comienza a caminar a ciegas. Bufa un poco tras haber caminado una cuadra más y no encontrar lo que buscaba, incluso cuando sus ojos se mueven inquietos por todos los ricones a su al rededor

— ¡Ah! —Chilla cuando al girar, se encuentra con su objetivo— ¡h-hey! —Cambia su expresión de susto a una sonrisa tímida— q-que casualidad ¿no?

Los ojos del contrario le miran sin ánimo, como la noche anterior, aún así, no le disgustaba para nada verlos

— Me estabas siguiendo.

— ¿Q-Qué? No, no era así —Niega agitando las manos— casualmente pasaba por aquí

Izana piensa lo mal mentiroso que es y girándose sobre sus talones, comienza a alejarse de Dionysus, el peligris infla los mofletes y se pregunta si fue demasiado precipitado

— ¿No vienes?

Sus ojos se iluminan antes de soltar un "mn" como afirmación y seguir al rubio blanquecino. Cuando pasan la cuadra del restaurante dónde estaba, giran a una calle y siguen por unos cuando minutos, antes de percatarse, Dionysus se ve rodeado de varias personas del género masculino

𝐄𝐅𝐈́𝐌𝐄𝐑𝐎 | Kurokawa IzanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora