capítulo nueve.

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Un suspiro suave y silencioso de alivio escapa por sus labios cuando el timbre suena a la hora exacta de la salida

— Pasen un bonito fin de semena muchachos, nos vemos la próxima semana —El profesor les sonríe con amabilidad a todos los alumnos de la clase que hacen una reverencia antes de que se vaya

Dionysus guarda sus cosas mientras coloca una mano sobre su cuello y lo masajea. Se cuelga la mochila y tras arreglarse la chaqueta del uniforme, sale del salón

Su salón estaba en el segundo piso, por lo que tuvo que bajar escaleras que estaban llenas de estudiantes. Cuando finalmente sale del tráfico de las escaleras, camina hacia la salida deseando comer un helado de malvavisco

— Oye Dionysus —Se queja cuando uno de sus mayores pasa un brazo por sus hombros— me entere de que el padre de Anna–Chan te golpeó —Carcajea— ¿qué hiciste, bastardo? Una chica como Anna...

— Si te gusta Anna ve a hablar con ella, si quieres la noticia del golpee ya es vieja, como sea. Ambas cosas son algo que ya no tiene nada que ver conmigo.

— Uh pero alguien despertó con el pie izquierdo —Ojalá haya despertado dando buenos ganchos izquierdos piensa

Dionysus se queja y mueve sus hombros para hacer que el senpai se aleje pero la presión insiste aún más

Cuando esta por seguir fastidiando por lo menos los dos minutos de camino a la salida, el sonido de un motor rugiendo calla a todos en la institución. Una moto negra y grande se pone afuera de la salida, Dionysus siente que quiere reír cuando la persona que conduce la moto muestra su rostro

— Sube.

Todos se quedan aún en silencio y la pregunta común de "¿a quién le decía eso?" aparece en la cabeza de todos

Con una pequeña sonrisa, Dionysus intenta dar un paso hacía el rubio blanquecino pero el agarre del brazo en sus hombros se hace más fuerte.

— Es un pandillero —Advierte su mayor

Dionysus pone los ojos en blanco, antes de que pueda bufar, mira de reojo al ojiorquídea acercarse hacia ellos. El brazo que rodeaba al peligris es retirado de un manotazo

— Aléjate.

Sus mejillas se ponen rosadas cuando el brazo de Izana pasa por detrás de su espalda rodeando su cintura, lo guía hacía la moto y es cuando no puede evitar soltar una risilla

— Luces muy guapo en moto.

Izana no dice nada pero eso no hace que la sonrisa se vaya de su rostro, una vez sube a la motocicleta, se abraza al más alto, recargando su rostro contra la espalda del chico que tras asegurarse que Dionysus estaba bien agarrado, finalmente arranca.

Sintiendo el aire contra su rostro y la tranquilidad que parece emanar ir en moto, Dionysus cae relajado, su cuello mágicamente deja de doler y el estrés se va junto al aire. Incluso el perfume que llega a su nariz le tranquiliza

El porqué Izana apareció de repente no le importaba y tampoco el como sabía donde estudiaba, realmente le alegraba verlo después de una semana atareada en dónde apenas y podía hablar con él por teléfono. O bueno, Dionysus era quién hablaba mientras Izana escuchaba, respondiendo con una que otra monosílaba

La moto se detiene en aquel sitio que ya sentía como su segunda casa. Se baja de la motocicleta e Izana lo hace poco después de apagar la moto

— Arriba.

Dionysus asiente y sube las escaleras, abre la puerta sólo para ser recibido por un zapato en la cara.

— Auch —Susurra abriendo los ojos y masajeando su nariz adolorida

𝐄𝐅𝐈́𝐌𝐄𝐑𝐎 | Kurokawa IzanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora