Me casé por el idol [Lee Felix - Kim Mingyu]

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Te felicito, lo pusiste en su lugar, mi amor
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No se pueden distinguir los gritos, no sabemos quién es.

—Hey, ¿no será la que perseguía a Felix? —pregunta Haneul.

—No, ella se encerró en su habitación a llorar —Nos comenta una chica riendo.

—Pero ¿no eres la amiga? ¿Por qué te ríes? —Sun Hee la mira mal.

—Es graciosa la situación, ¿no?

—Dios… —murmuramos las cuatro y nos alejamos de esa chica.

«¿Será mi ex?» Mi cabeza no para de pensar que es él.

«No, no. No puede ser él, ¿cómo descubrió dónde era la fiesta y qué hace en Corea?»

Tomo mi celular, miro el post de Felix y en la ubicación aparece el nombre del salón. La persona que grita, logra pasar y ahí sé que es el violento de mi ex.

Veo como mi familia, mis amigas, Felix y los chicos comienzan a acercarse a él. Soy más rápida que ellos y quedamos frente a frente.

—Bueno… —Comienza a aplaudir—. La feliz casada.

—Bueno… —Imito su acción—. El feliz estúpido.

Eleva su mano para intentar pegarme.

—¿Intentaste pegarme? —pregunto con la voz temblorosa.

Su cara cambia a una de satisfacción, él piensa que en verdad le tengo miedo.

—Qué buena soy actuando —Sonrío—. Sabes que no te tengo miedo.

Su punto débil es que alguien lo enfrente.

—Estás muy loca con razón te dejé.

Al escuchar esas palabras, recuerdo todo el daño que me hizo. La rabia inunde todo mi ser y le doy la cachetada que tanto merece.

—¿Te paso una silla? —grita mi hermana.

Me doy la vuelta para mirarla, es la única que está contenta por la reacción que tuve. Los demás no dejan de mirarme asombrados.

—Yo fui la que te dejé pero si decir que fuiste tú, te hace un poco más hombre realmente no me importa. Espero que dejes de molestar porque la próxima no será una cachetada.

—¿Ah, sí? ¿Y qué será? —Aún se atreve a desafiarme con la mejilla roja.

—Te dejaré estéril para que no existan más como tú.

Ahora el que me mira asombrado es él, sabe que yo no soy alguien de recurrir a la violencia, pero tengo mis límites; como toda persona. Saco fuerzas de dónde no tengo para empujarlo hasta la entrada.

Miro a los guardias y estos están un poco lastimados.

—¿Están bien? —Les pregunto preocupada.

Ellos me hacen una reverencia, se notan avergonzados.

—Disculpe, no hemos podido hacer bien nuestro trabajo.

—No se preocupen, es como un simio, entiendo perfectamente —Les sonrío sinceramente.

—Fue muy valiente, lo hizo genial —Elevan sus pulgares y eso me hace reír.

—Ni yo sé de dónde saqué la valentía para hacerlo.