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Osamu vivía en su mismo departamento.
No, no en el mismo, ojalá vivieran en el mismo. Él era su vecino. Vivía un piso arriba y lo escuchaba caminar por la cocina en la noche.

A Suna le encantaba escuchar a Miya Osamu caminar en la cocina.
Osamu era, claramente, una persona que amaba estar en la cocina haciendo cualquier cosa.
Hasta podría apostar que Osamu disfrutaba sus ratos libres preparando alguna receta nueva o imaginando nuevos platillos. Era arte.

Tampoco es que Suna hablase mucho con Miya Osamu, es más, Miya Osamu siquiera conocía el nombre de Suna Rintarõ y mucho menos su apariencia.

Suna era un vago.
Llegó al extremo de mentir en el trabajo diciendo que un familiar murió y debía ir al velorio al otro lado de Japón. Le dieron una semana de vacaciones. No se arrepiente de esa mentira.

Miya Atsumu era otro asunto. Era la pareja de Sakusa Kiyoomi, su amigo, y el gemelo feo de Osamu.
Cada vez que Sakusa venía a visitar a Suna, Atsumu iba a molestar a su gemelo. Le gustaba oírlos discutir.

Kiyoomi le había dicho varias veces: "Creo que si hablas con Osamu ambos se entenderán, los dos son igual de raritos." Y Atsumu asentía febrilmente a todo lo que Sakusa decía.

No es que Suna no quisiera hablar con Osamu Miya. Pocas veces se cruzaban, no manejaban el mismo horario. Y, las pocas veces que Suna y Osamu chocaban (literalmente) era porque uno de los dos estaba lo suficientemente ocupado siquiera para ver el camino por el que iban y percatarse de alguien más ahí.

— Ya sucederá— se decía Suna — Es solo cuestión de tiempo.

Un día, por obra del destino, se cruzaron en el ascensor.

— Eres Suna Rintarõ ¿Verdad?— No lo hizo notar pero ese fue el día más feliz que Suna vivió en sus 24 años de edad.

— Soy yo, tú eres Osamu ¿No? Tu hermano me habló sobre tí. — No mentía, en parte, Atsumu sí había hablado de Osamu.
Osamu sonrió sutilmente y el corazón de Suna se derritió.

— Él también me ha hablado sobre tí, creo que te aprecia.

— Oh.

Se formó un leve silencio, Suna se sentía incómodo. No quería que este momento acabe tan pronto.

— Entonces...— dijo Osamu— ¿En qué piso bajas?

— En el segundo — respondió lo mas tranquilo que pudo, Osamu levantó una ceja- ¿Tú?

— En el tercero, estamos aquí.

— Ah — dijo a la vez que salía junto a Osamu del ascensor — Quería usar las escaleras.

Osamu soltó una carcajada y lo miró, sus ojos caídos brillaban lindo.

— Eres divertido, Suna, luego nos vemos — dijo y se dirigió a su apartamento.

Suna ni de broma usaría las escaleras. Demasiado ejercicio hacía con su carrera de voleyball en la segunda división.

Apenas dejó de ver a Osamu se subió al maldito ascensor y marcó su piso. Necesitaba contarle esto a Sakusa (y, por defecto, a Atsumu)

¿Eso sucedió?— preguntó Sakusa a través del teléfono. Suna afirmó con un leve "mm"

Lo había llamado apenas abrió la puerta de su departamento y le contó que se cruzó con Osamu en el ascensor y que Osamu le había dicho que era divertido.

Intenta coquetear contigo, Sunarin. —  dijo Atsumu y Suna se ilusionó un poco.

— ¿Y tú que sabes? — dijo Suna con un poco de desconfianza- No es como si me hubiera dicho más de diez palabras, la mayoría de la conversación fue acerca de tí.

Al pasar de los días... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora