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"Me alegra saber que logre hacerte sonreír. :3
Eres la mujer más preciosa del mundo... Ojala poder hacerte sonreír aún más.
Ten un buen día, bonita. ˂3"

La chica volteo de manera poca disimulada hacía los lados, tratando de descubrir quien era la persona causante de la aceleración de su palpitar con las tiernas notas que dejaba en su escritorio, siendo nuevamente acompañado por un pequeño pétalo rojo. Dai se sentía como si se encontrara siendo grabada por alguna cámara escondida, como si fuera parte de una estúpida broma o una telenovela coreana.

Su contra parte trataba de desviar la mirada de su interés romántico, al notar como esta con alegría trataba de averiguar una mirada nueva sobre ella, sacándole una sonrisa al apreciar lo tierna que se veía buscándolo con la mirada, pero estaba consciente de que se podría esperar tal romanticismo de cualquier persona que se encontraba en su salón de clases, a excepción del chico recien salido de la cárcel, hace tan solo unos meses, que únicamente se hacía presente en su salón gracias a la presencia de Dai, ya que ni siquiera estaba prestando atención a las palabras de su profesor.

- Eres preciosa... 

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