- 4 -

313 48 0
                                    

"¿Sabes? Eres realmente linda cuando te sonrojas. Me gustaría algún día ser yo quien pueda causar esa hermosa sonrisa en tu rostro... Eres la mujer más hermosa del mundo. :3"

Un sonrojo se hizo presente en las mejillas de la chica. Esos pequeños detalles realmente la hacían feliz, y deseaba de manera sincera poder estar cara a cara con la persona que la hacía sonrojar, y alteraba su corazón de manera sincera, pero estaba consciente que no podría estar con cualquiera de sus compañeros por unas cuantas palabras tiernas. Luego de haberlo hablado con su mejor amiga, esta le había puesto los pies sobre la tierra, haciendo que admitiera que no estaría con la mitad de sus compañeros que se encontraban en su salón.

Kazutora se debilito levemente al notar que la chica no había reaccionado ante su nota, alterándolo de mala manera. Sabía que no podía mostrar que era él quien enviaba tales notas a la chica, sentía un sincero miedo de ser rechazado por la persona que deseaba. ¿Acaso había sido demasiado intenso?...

Con la finalización del día, todos los presentes en el salón se estaban preparando para salir. Kazutora se notaba bastante apagado en comparación a los primeros tres días que llevaba demostrando su amor hacía la chica, pero su corazón se altero al ver como antes de salir, la chica dejaba una nota sobre su escritorio, junto con una pequeña flor, que se notaba que había sacado de fuera de su secundaria. Dai termino por salir de su salón.

El pelinegro noto lo que su mejor amigo estaba por hacer, haciendo que este lo detuviera, tomándolo de su mochila.

- Soy idiota, pero no tanto. – Baji saco a su amigo del salón, de manera forzada al este desear tomar la nota que su chica había dejado para él. Dejando confundido a su compañero, el pelinegro tomo de la camiseta al primer idiota que camino frente a él – Escúchame idiota. Vas a entrar a ese salón, y tomaras la nota que se encuentra bajo la mesa de la tercera mesa, de la segunda fila si no quieres que te mate aquí mismo. – El pelinegro dejo ir al chico, haciendo que este se aproximara rápidamente a cumplir la orden del chico.

La mente de Kazutora se encontraba confundido ante las acciones de su amigo, llamando su atención tocando su hombro con delicadeza, como si de un niño pequeño se tratase, haciendo que este volteara su rostro y se olvidara por unos segundos del chico que había enviado por su amigo a recoger tal nota.

- ¿Puedo saber porque hiciste eso? – El más alto le dio un golpe mental al chico al notar que a este le faltaban las neuronas suficientes para entender que lo había ayudado.

- Es muy probable que tu tierna chica estuviera esperando luego de dejar la nota para descubrir quien eres. Al enviar a alguien más no sabrá que tu eres el Romeo de su Julieta. – Las neuronas del teñido habían hecho conexión de una vez por todas, entregándole una sonrisa a su compañero como agradecimiento.

Luego de unos cuantos minutos de espera, lo cual ya había sido mucho para recoger una pequeña nota, el chico que fue enviado volvió con ellos, entregándoles la pequeña nota que la chica había dejado en su escritorio, para terminar por retirarse con una sonrisa y un leve sonrojo en sus mejillas.

- ¿Y este qué? – Dijo Baji, al observar como el chico se fue rápidamente de su lado, sin permitirles decirles absolutamente nada. Su amigo lo había ignorado olímpicamente, para leer la nota que su chica había escrito para él.

"Espero conocerte pronto... ˂3"

« El Amor de los 30 Pétalos • Kazutora Hanemiya »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora