Costumbre

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Faltaba tan poco para que terminara mi educación preparatoria que me daban naúseas. Temía perderlo todo. Aunque no tenía muy claro que sería lo que perdería. Tal vez, la rutina, a la que estaba tan mal acostumbrada.

Volvía de la escuela, de un buen día después de todo. Mamá iba al volante, como de costumbre. Yo iba como acompañante, como de costumbre. En la escuela saqué un sobresaliente, como de costumbre, y quería compartirlo con ella, lo que también era costumbre.

-Saqué un sobresaliente en ciencias, mamá.- Le dije.

Asintió y me dijo:

-No me llames mamá, te lo he dicho millones de veces. Me haces sentir mayor y además creo que sería de buena educación que aprendieras a llamar a la gente por su nombre y no por tu parecido con ellos. ¿Qué nunca me escuchas? Tratar con tu padre "El señor ocupado" que nunca recuerda lo que le mencione hace un minuto, ha colmado mi paciencia por veinte años. ¿Y ahora qué? Resulta que tú también te dedicas a poner patas para arriba mi vida! ¿No entiendes lo que significan las palabras "escuchar" y "retener"? No, claro que no lo haces. Así nunca conseguirás nada. Si no mejoras ese sobresaliente, no ayudara nada en absoluto.

Me mantuve en silencio por un rato y luego dije lo que decía de costumbre:

-Lo siento, Grace.

-Si- fue lo único que dijo.

Así concluyo nuestra conversación diaria.

_____

-Aún no se tu nombre.- le dije dubitativa a aquel sujeto.

-No necesitas saber cómo me llamo.- dijo misteriósamente.

-Vamos, es verdad, no se nada de lo que esta pasando aquí, así que no creo que me afecte demasiado no saber como te llamas- dije irónicamente.

-No necesitas ser sarcástica.- dijo serio.

-¿Alguna otra sugerencia acerca de lo que necesito o no ser o hacer?- dije ahora molesta.

Eso solo me recordaba a alguien.

No pronunció palabra alguna. Así que tome mi turno de hacer las preguntas.

-Explícate.- le dije.

-¿Perdón?- dijo con un leve toque de ¿diversión?

-Esta bastante claro que sabes dónde estas parado exactamente.- le respondí metafóricamente.

-Claro, en el suelo de mi hogar.- dijo con una sonrisa.

-Ja, claro, entiendo tu lógica, pero creo no haber escuchado bien cuando dijiste "hogar".

-Es que es precisamente lo que dije.- me respondió aún sonriendo con suficiencia por el obvio hecho de saber algo que yo no sabía. Odiaba esa sonrisa.- pero no es eso lo que importa ahora. Quedan tres meses- dijo más para sí mismo que para mí. Luego pareció hacer un cálculo mental y prosiguió.

>>Si te empeñas en tu tarea, podrás volver a tu hogar en tres meses, Lanney, sin ninguna complicación.- dijo luego de un rato.

-Eh?- dije sintiéndome fuera de término totalmente.

-Lo que escuchaste ahora sígueme.

-Pero...- le contesté extrañada.

-Sígueme.

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