Prologo

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Estoy seguro que no soy el único que odio estar en bodas; desde pequeño ha sido un dolor de cabeza estar toda la noche una unión, pero está en particular es un poco diferente a todas las que he asistido.

Mi mejor amiga y mi más grande amor, se está casando; un sueño el cual estaba dispuesto a cumplir junto a ella se ha quebrado por fin. Siempre fuimos muy unidos desde que estábamos en la secundaria, era un apoyo mutuo y una confianza casi inexplicable. Yo me le declare hace mucho tiempo antes de entrar a la universidad (Mas o menos 6 o 7 años atrás), me rechazo, pero a pesar de ello nunca me aleje de ella ya que la necesitaba y ella a mí. creo que ese fue un punto clave en nuestra amistad, un recuerdo que jamás pienso olvidar.

-"Y tu Bea, ¿Aceptas a Joel Stanford como tu querido esposo?"- Pregunto en voz alta el sacerdote.

-"Acepto"- Menciono ella con su característica sonrisa.

."Si alguien se opone a esta sagrada unión, que hable ahora o calle para siempre."-

Esta siempre la única razón para ir a una boda, ver si alguien realmente se atrevía a exaltar con todo su ser yo me opongo y llevarse a la novia lejos, en esta situación yo era el estúpido que quería hacer tal locura, pero supongo que ya había que aceptar la realidad y simplemente estar feliz porque ella por fin había encontrado la felicidad.

-"Si nadie se opone a esta sagrada unión, entonces puede besar a la novia"-

Y ahí estaba yo, el único imbécil al fondo de la iglesia llorando y aplaudiendo.

(...)

La fiesta después de la boda fue algo aburrida para mí, vine solo a esto y las personas que conocía pues está en sus asuntos y para terminar consumiéndome el alma, no podía apartar mis ojos de los novios bailando el vals.

-"Mierda, como duele"- era lo único en lo que podía pensar.

pensé en irme sin avisar, pero me iba a quedar con ese sentimiento de culpa si me iba, tenía que soportarlo por ella y la promesa que habíamos hecho sobre nunca alejarse del otro.

Sin previo aviso ella me invito a bailar, la verdad no me sentía muy bien emocionalmente pero no la podía rechazar.

-"Gracias por estar aquí, sé que esto te ha de tener mal"- dijo ella mientras nos movemos lentamente.

-"PFF, yo estoy más que bien, estoy muy feliz porque al fin encontraste alguien que te soporte"- mencione de manera burlona.

-"No me mientas Damián, te vi llorar a lo lejos"- Dijo ella seriamente. -"Quiero que sepas que esto no significa que no podamos salir, siempre serás mi mejor amigo y si me llegases a necesitar estaré ahí para ti."-

-"Realmente lo aprecio, gracias por siempre tenerme en cuenta"- dije con una voz envuelta en un llanto silencioso.

Por mucho que dijera todo eso, sabia de que ahora las cosas iban a cambiar totalmente; realmente en ese momento no la quería soltar porque sabía que eso significa el final de todo, quería decirle lo mucho que la sigo amando y que realmente no quiero dejarla, Mi cabeza gritaba ¡Solo dilo!, pero no había de otra ya que era el momento de dejarla ir...

(...)

El final de la fiesta había llegado. Tenía este sentimiento de alivio combinado con tristeza al entrar a mi auto, convenientemente, como era de madrugada y no había tantos autos transitando la autopista, podía escuchar mi música y pisar a fondo el acelerador hasta el fondo para despejar mi mente. Robert Tepper y No easy way out eran mi consuelo en esta noche tan difícil para mí. La lirica y el ritmo de un tipo de rock melancólico expresaba que a pesar de todo lo perdido, debía seguir viviendo de manera en la que pueda alcanzar la felicidad que tanto anhelaba mi corazón.

El camino estaba solo y calmado, igual que mi alma en ese momento.

Solo diloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora