En el mundo sobrenatural, el cruce entre las razas de La Corte está prohibido.
El orden se ha mantenido por siglos y viven tan alejados del mundo humano como les es posible. Sin embargo, la codicia, la ambición humana terminará desatando un caos y...
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Han pasado tres largos días desde la última reunión con La Corte y mi paciencia está al borde de colapsar. No pretendo ser el mejor líder que la raza de las brujas haya tenido desde su existencia pero... ¿Tan difícil es?
Doy un largo suspiro desde mi posición y mi compañero nota mi disgusto.
—Ya pasará, Señor -me dice-. Estoy seguro de que le aceptarán.
Rubén, un joven pero poderoso mago. Está conmigo como mi mano derecha, como mi único amigo en este lugar y con razón, pues ni siquiera es bruja.
—Pasará, pasará... ¿Cuándo? -reniego-. Esto parece no tener fin.
Desde que tomé el lugar de mi madre como líder; todo ha sido caos. Mi madre... Ella fue asesinada por un licántropo semanas después de mi subida al "poder". Han pasado ya cuatro años desde ese acontecimiento y mi raza sigue sin aceptarme.
La primer y más importante razón: soy hombre.
Durante siglos y siglos la raza de las brujas siempre ha sido conformada por únicamente mujeres. El hecho de que yo haya nacido hombre y con una sangre tan poderosa, es para ellas una ofensa, no me ven digno. Soy el primer brujo que existe y peor aún; que pretende gobernarles y representarles.
—Mi superior no me designó a este puesto a su lado por nada, Señor. Yo le ayudaré a conseguirlo -dijo Rubén sacándome de mis pensamientos.
Una vez que consiguió mi atención, de él empezó a brotar una energía y los iris de sus ojos se iluminaron, la energía se concentró en sus manos formando una gran esfera. Dentro de esa esfera empezaron a mostrarse imágenes.
—Son mis recuerdos, Rubén -le acusé.
Más y más imágenes. En ellas se mostraba a mi madre en diversas situaciones conmigo a su lado, desde la primera vez que recite un hechizo e invoque magia, hasta la última vez que me brindó una caricia en el rostro.
—Así es, pero no está de más recordarle lo mucho que su madre confió en usted desde que el momento en que demostró que la magia corría por sus venas, que su sangre hacía honor a su linaje mágico.
-¿Y qué pretendes que haga con eso?
-Sólo observe.
Flashback:
-Y recuerda, Cris... Arriba el patriarcado.
Fin del flashback.
-Oh vaya, Rubén. Lo que me acabas de mostrar es muy profundo -decido burlarme de él.
-Usted... ¿Manipuló mi magia? -preguntó, incrédulo.
-Que no se te olvide quién soy, pequeño mago. Aún si me rechazan, sigo siendo el líder -con eso dicho, le dí una ligera palmada en el hombro a mi compañero y me retiré rumbo a la salida del mirador en el que nos hallábamos.
