Ran & Rindou Haitani x Reader ♡ [+18]

Parte I

Había música instrumental calmada y muchas personas elegantes alrededor.

Rindou te pidió que lo acompañaras a una reunión que iba a hacer en su casa, donde estarían presentes inversores y gente importante para su negocio en Bonten; tú accediste, ya que eras su pareja.

Aunque la casa de Rindou y su hermano era la más grande para realizar la reunión, la mayoría de los asientos de la sala se encontraban ocupados, pues casi todos charlaban sobre sus asuntos. Viste a Rindou en uno de los sillones conversar con otros hombres, todos gesticulando con las manos.

Diste un sorbo a la bebida de tu copa y caminaste un poco; de la gente que estaba de pie había otras mujeres acompañando a algunos invitados, pero no conocías a ninguna en particular como para entablar una conversación. Los tacones que llevabas empezaban a ajustarte y hacían que te dolieran los pies.

Decidiste ir a la cocina, por lo menos a quitarte los zapatos un ratito.

El hermano de tu novio, Ran, estaba sentado en una silla de madera junto a la mesa, sobre la que tenía su bebida con hielo; él miraba la pantalla de su celular y jugaba con una cajita de cigarrillos con la otra mano. Cuando te vio, sonrió.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó, metiendo su celular en el bolsillo de su pantalón.

— Vine a descansar un poco, pero parece que de este lado tampoco hay sillas.

Ran miró a sus costados y te contestó:

— Ah, unos invitados las llevaron al vestíbulo, tienen otros asuntos que atender además de los que atañen a la reunión de la sala.

— ¿Tú no deberías estar en alguno de los dos?

Ran abrió más los ojos, como si tu pregunta le hiciera gracia.

— No, lo de hoy es más bien relacionado con los negocios de Rindou. Pero estoy en la casa por si me necesita, igual que tú.

Lo que dijo al final te hizo ruborizar levemente. Rindou y tú tenían una relación que no era del todo formal, principalmente porque él no quería que te involucraras de lleno con alguien así. Sin embargo, Ran a veces bromeaba diciendo que si no estaban en serio, no tenían nada en realidad; para él lo suyo iba más por satisfacer las necesidades carnales de su hermano, y de paso, las tuyas.

Se produjo un silencio entre los dos un tanto incómodo; Ran siguió jugando con la caja de cigarrillos en sus dedos.

— Viniste a descansar, ¿no es así? — volvió a hablar — ¿Por qué no te sientas?

— No hay otro banco o silla aquí.

Se escucharon unos pasos yendo a la cocina.

— Puedes venir y sentarte encima mío, si lo prefieres.

La frase de Ran fue seguida por Rindou, que ingresó y los miró a ambos.

— ¿Qué demonios estás haciendo? — dijo, alzando la voz.

No sabías si se refería a ti o a su hermano; Ran se rió en su asiento.

— ¿Qué? ¿Escuchaste?

Rindou movió la vista y te observó, con el ceño fruncido.

— Ven conmigo. Ahora.

Ran volvió a soltar una carcajada; se quedó solo en la cocina, pues Rindou se fue primero y luego tú lo seguiste. Evitaron la sala que todavía estaba ocupada y subieron al piso de arriba.

Rindou abrió la puerta de su cuarto y tú entraste, después él ingresó y la cerró de golpe, poniendo el seguro.

— ¿Qué mierda hacías con Ran a solas abajo? ¿Por qué te dijo eso?