Parte III

5K 195 139
                                    

Pasaste todo el fin de semana en casa, descansando; Rindou no te había llamado ni una sola vez desde que se fue. Por lo general no hacía viajes tan largos, a penas habían transcurrido cinco días y ya sentías que le extrañabas.

Después del mediodía alguien llamó a tu puerta. Rodaste los ojos sabiendo que era Ran.

Al abrir, lo encontraste vestido de traje y con una sonrisa en la cara.

— Hola — saludó.

— Bienvenido. Pasa.

— Qué amable.

Cerraste la puerta detrás de él. Pensándolo bien, ni siquiera Rindou había entrado a tu casa antes; sí te había llevado hasta allí o pasado a buscar pero jamás ingresó propiamente.

— Ahh, así que aquí vives — comentó Ran mirando el lugar.

No pertenecía al estilo de vida que él acostumbraba, pero la renta era barata, la ubicación era buena y lo mantenías muy limpio.

— ¿A eso viniste, a ver dónde vivo?

— No, estoy jugando. Yo también voy a pasar tiempo aquí después de todo.

— ¿Por qué?

— Es obvio que no te puedo llevar a la casa grande, ahí vive Rindou.

— ¿No tienes una casa propia?

Ran se rió.

— Tengo un departamento, pero es demasiado pronto para considerar llevarte allí — se acercó a ti y puso sus dedos en tu mentón —. No te creas tan especial.

Moviste tu cabeza, soltándote.

— Si no era tan importante no te hubieras aparecido antes, me habría ahorrado un mal rato con tu hermano — contestaste, molesta.

— Oh, ¿tan malo fue? Aunque te perdonó y lo aceptó al final, ¿no es así? Ni siquiera me insultó cuando nos encontramos en España hace poco.

— Sí, pero tuve que pagar un precio muy alto.

— Ya veo, pobre de ti. Por mi culpa tuviste que hacer el sacrificio — dijo, alzando las cejas.

Dio media vuelta mirando hacia el fondo y volvió a hablar.

— ¿De aquel lado queda tu cuarto?

— Sí, pero...

— Vamos — no te dejó terminar la oración —. Te lo voy a compensar.

Ran agarró tu mano y fue hacia tu habitación; la cama estaba tendida y te empujó sobre ella, para ponerse él encima. Pasó sus labios con una pizca de suavidad por tu cuello, hablando entre cada beso que daba.

— ¿Y bien? ¿Cuántos orgasmos te debo?

Te pusiste algo nerviosa, esperabas que tu rostro no reflejara tu vergüenza. Lo apartaste un poco.

— Es en serio, Ran. Tenemos que hablar, me mentiste, tú...

Él suspiró, resoplando para interrumpirte.

— Está bien. Puedo seguir con lo que hago y mientras me vas contando según tú en qué te mentí — dijo, y volvió a besar en tu clavícula —. Anda, te escucho.

Te pareció una excusa para distraerte, ya que no supiste por dónde empezar.

— Mi ropa interior... ¿Tú la tomaste?

— Ah, sí, fui yo — respondió tranquilo, como si no fuera la gran cosa.

— ¿Por qué?

Hablaste rápido. Sus besos se sentían calientes y haciendo que él contestara podías tener algo de tiempo para aclarar tu mente.

Ran & Rindou Haitani x Reader ♡ [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora