Parte IV

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Estabas recostada en tu cama leyendo una revista, nada más una lámpara iluminaba tu habitación; ya eran un poco más de las 20:30 hs.

Tu día había sido aburrido, solamente fuiste a trabajar por la mañana y limpiaste tu casa a la tarde.

Sobre una silla habías dejado la camisa de Rindou, ya con los botones cosidos. Te encargaste de eso unos días atrás.

En algunas ocasiones, cuando Rindou se pasaba de copas o la situación lo ameritaba, te dejaba prendas suyas. Además de la camisa, tu más reciente adquisición, tenías una corbata y un pañuelo de él.

El silencio en tu habitación te hizo recordarlo de pronto. Habían pasado doce días desde que se fue, en los que no llamó ni se comunicó contigo de otra forma.

Ran te había comentado que era algo que podía extenderse, pero ahora él también tenía un poco menos de tiempo para pasar contigo; Rindou movía las piezas desde donde estaba y eso significaba más trabajo para su hermano.

Cerraste la revista que tenías en las manos y suspiraste.

Rindou y tú habían quedado en buenos términos cuando se fue, entonces no entendías por qué no te contactaba; te dio miedo pensar que quizás no te extrañaría.

Tu celular, desde la otra punta de tu cuarto, vibró sobre una mesa, lo habías dejado cargando; el ruido te desprendió de tus pensamientos.

Te levantaste sin muchas ganas de atender, más que nada por si se trataba de una emergencia. Viste en la pantalla que quien llamaba era Rindou.

Tomaste la llamada y desconectaste el cable del cargador rápido; volviste a recostarte en tu cama.

— ¿Hola? — dijiste.

— Hola, ¿cómo estás? — él habló calmadamente.

— Bien, ¿tú qué tal?

Tu corazón latía con fuerza, aunque ahora que lo tenías no sabías qué decirle.

— Bien. Es más de medianoche aquí, acabo de ducharme.

— ¿Estás en un hotel?

— Sí, en mi cuarto. Ayer tuve que dormir en uno diferente, donde fue la última reunión.

— Entiendo... Ran me contó que tuviste que hacer algunas escalas en el viaje antes de llegar.

— Sí, dependiendo de en dónde estén los otros socios tengo que ir de un lado a otro.

El silencio se apoderó de los dos. Estabas emocionada pero no conseguías entablar una charla.

— ¿Olvidaste llamar?

— Lo lamento... No tuve tiempo, y quería llamar en una hora prudente, en la que no estuvieras ocupada, pero el trabajo me pudo más.

Del otro lado de la línea Rindou no lo dijo, pero temía llamar y que estuvieras con Ran, o peor, interrumpirlos y que tú ignoraras su llamada.

— ¿Y cuándo vas a volver? — inquiriste.

— Si todo marcha como va, para el fin de semana.

Te alegró saberlo, faltaban dos días hábiles para el sábado.

— ¿Y qué tal Ran, por lo menos te trata bien? — preguntó Rindou — Seguro para convecerte dijo algo acerca de que yo tenía que aprender a compartir, ¿no?

— Sí, creo que dijo algo como eso — contestaste, tomando su comentario final con una pizca de humor.

— Dime... ¿y si fueras tú la que tuviera que compartirme a mí?

Ran & Rindou Haitani x Reader ♡ [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora