Capítulo 1.

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—Soy Valentina.

—Soy Juliana.

Las dos se miraron de los extremos opuestos de la caja, sus manos tocaban el cristal y recorrían el cuadrado donde se encontraban.

—Esto... ¿Tú... Tampoco recuerdas nada? —preguntó Juliana con cierta timidez, acomodando su cabello detrás de su oreja, cosa que hacía cuando se ponía nerviosa, la mayor no había necesitado mucho tiempo para darse cuenta de aquello.

—No —respondió la otra, sus ojos fueron hacia el exterior, a la oscuridad, algo de luz escapaba de la caja y se reflejaba en el suelo, de un sucio color gris, podía ver las grietas.

—Pues, te veo muy calmada para esta situación —Juliana sonrió de forma temblorosa, sus manos temblaban aún más, estaba por entrar en pánico de nuevo de pensar en aquel extraño encierro y situación.

Valentina la miró con expresión fría e indescifrable, habló con la misma frialdad.

—En situaciones como estas, una tiene que estar nerviosa por las dos, y otra calmada por las dos.

Juliana la miró sin saber qué decir.

—Si las dos estuviéramos en pánico, esto sería una batalla a muerte —continuó la mayor —. Y si las dos estuviéramos calmadas esto sería un aburrimiento mortal.

Sus ojos se conectaron un momento, y Valentina pudo ver el segundo en que Juliana comprendió y aceptó la verdad.

—Tienes razón —murmuró, mientras continuaba caminando, Valentina la siguió, continuando la distancia que las separaba.

No supieron cuánto tiempo continuaron haciendo eso, simplemente pareció eterno.

—¿Cuánto tiempo crees que haya pasado?

Juliana tragó duro, su vista fue al suelo.

—No lo sé... —murmuró —. Me da miedo todo esto, ¿Sabes?

—Es comprensible —dijo Valentina —. También tengo miedo.

—Lo llevas mucho mejor que yo —comentó Juliana con una sonrisa temblorosa, sus manos volvían a agitarse —. No sé nada, ni dónde estoy, ni cómo llegué aquí, ni cuánto tiempo pasó... Estoy aterrada.

Valentina la miró temblar, se acercó a ella despacio, colocó sus manos sobre sus hombros, y Juliana la atrajo hacia si y la abrazó con fuerza, hundiendo el rostro en su pecho, mientras su cuerpecito se agitaba por el llanto y el miedo, Valentina la abrazó de regreso, frotando su espalda, dejándola descargar todo lo que necesitaba sobre ella.

Los ojos de la mayor miraron hacia la luz cuando notó que ésta comenzó a ser cada vez más tenue, vio el lugar oscurecer, y todo tomó un color un poco más azul y apagado.

Cuando la mayor se apartó del abrazo y encontró todo más oscuro abrió sus ojos con espanto.

—Con calma —murmuró Valentina, llevó sus pulgares hacia sus mejillas, y limpio sus lágrimas —. Deben anunciarnos que es de noche, deberíamos dormir.

—¿Quienes? —preguntó Juliana.

—No lo sé... Pero debe haber alguien detrás de todo esto, ¿No crees?

Juliana asintió, se apartó de las manos de Valentina, miró en todo el interior de la caja, donde no había nada más que suelo.

—Supongo que tendrá que ser en el piso —murmuró, y simplemente se recostó allí, Valentina se recostó cerca, mirando hacia arriba, hacia el infinito vidrio de más paredes que no terminaba de crecer.

—Desearía que fuera una cama —murmuró la mayor, y la contraria asintió.

Y como si la hubieran escuchado, el duro suelo se hundió ligeramente en la suavidad nueva de lo que se sentía como un colchón, ambas miraron alrededor con algo de sorpresa, y al voltear, un par de almohadas igual de blancas las esperaban, las tomaron con algo de duda, pero en verdad eran simples almohadas, que terminaran acomodando debajo de sus cabezas, Juliana medio abrazándola.

—Valentina...

—¿Sí?

—¿Puedo tomar tu mano?

La mayor extendió su mano hacia la de ella, tomándola con suavidad, era pequeña, suave y podía definirla como esponjosa.

—No sé cómo iremos a despertar mañana —murmuró Juliana —. Pero no quiero perderte, al menos no estoy tan sola...

—Tranquila, Juliana —dijo la mayor, su voz grave sonaba casi inmaculada, imperturbable —. No pienses en esas cosas, sueña un poco para escapar un rato, seguiré aquí.

Juliana sonrió, por primera vez, con más seguridad.

—Hasta mañana.

—Hasta mañana, Juliana.

Lovely |JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora