Capítulo 5.

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Unos pequeños golpecitos hicieron que el silencio de la noche las despertara, Juliana apretó la mano de la rubia con más fuerza al no reconocer aquel extraño montón de chasquidos.

Los ojos de Juliana miraron alrededor con miedo, y fue lo primero que notó Valentina al despertar, y su primera reacción fue abrazarla contra sí, como si así pudiera protegerla de cualquier cosa.

—V-Valentina... —murmuro la pelinegra, removiéndose un poco en sus brazos.

—Es lluvia...

—Es sólo lluvia.

Se separaron para mirar hacia el exterior de la caja de cristal, miles de gotitas golpeaban el vidrio, ni muy violentas, pero tampoco tranquilas, en algunos lados, ríos de agua descendían.

Alzaron sus ojos hacia arriba, no tan lejos, una nube de un gris oscuro se iluminaba con leves luces que imitaban unos rayos, el agua parecía ser detenida por un techo, ya que ni una gota entraba a la caja.

—¿Puede llover aquí? —preguntó Valentina, con sorpresa y confusión.

—Parece que no puede llover aquí dentro.

La mayor se separó de la pelinegra para acercarse a los límites de la caja, gateando sobre el suelo, que seguía teniendo la textura de colchón, y se hundió con cada presión de su cuerpo, miró hacia el suelo del exterior, notando que ahora había agua en aquel, como si fuera un charco, sus cejas se alzaron cuando notó pequeñas plantas creciendo.

Juliana se acercó a ella, tomando su brazo y apoyando el rostro en su hombro.

—Hay plantas creciendo —murmuró Valentina, y Juliana se separó para buscar en el suelo lo que su compañera decía, se sorprendió al encontrar que era cierto.

—¿Crees que significa algo? —preguntó Juliana, se miraron un momento compartiendo su sentimiento de duda, entre otros.

—¿Crees que él quiera decirnos algo con esto? —preguntó Valentina —. Quizás sólo quiere que enloquecernos...

—Quizás quiere darnos esperanzas... De que hay algo bueno fuera de esto.

Valentina no quiso romper su positivismo.

Creía que las personas a veces, en momentos desesperados, necesitaban creer en algo bueno, algo que les dé esperanza, a pesar de que sea una completa mentira.

—Lo bueno de estar así de mal, es que no se puede estar peor, y que las cosas sólo pueden mejorar —murmuró, volvió su vista a los ojos de Juliana. —¿No crees?

Y por primera vez de todo aquel tiempo que habían pasado en esa caja, Valentina vio a Juliana sonreír realmente, en una sonrisa magnífica de dientes brillantes, sus mejillas apretaron sus ojos hasta hacerlos dos finas líneas, con un lindo eye smile debajo de estas.

Valentina estaba algo boquiabierta al ver algo tan hermoso, el rubor subió a sus pálidas mejillas y rio de forma nerviosa.

Se sintió confundida cuando un burbujeante sentimiento de felicidad la invadió, y la hizo sentir como si alguien estuviera haciendo cosquillas sobre su estómago, bajó la vista con nerviosismo por aquella sensación tan embriagadora.

Lovely |JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora