Capítulo 14.

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Antes se tomaban las manos todo el tiempo, luego, vivían prácticamente abrazadas.

Para dormir, Juliana se acomodaba en el hombro de Valentina, una mano rodeaba la cintura de la mayor, quien quedaba un poco más arriba, con sus labios sobre la frente de la pelinegra, perfecto para dejar besos de buenas noches, y la envolvía con su cuerpo, pasando un brazo cerca de su hombro, muchas veces, sus piernas también se enredaban y se entrelazaban, haciendo que fuera difícil ser separadas, o así lo sentían.

Hablaban en susurros bajos, creyendo que así, eran las únicas que podían escucharse, aunque nada les daba esa certeza.

—Valentina... Luego de lo que pasó... No había nada de agua —murmuró Juliana —. Desapareció toda, sin más... Como si no hubiera pasado nada... Como si no existiera.

—Juliana, casi mueres... Y eso sí existió.

—P-Pero fue por otra cosa... Yo... Aguanté la respiración hasta que creí desmayarme... Me rendí, y sólo me dejé llevar... Y después estaba en tus brazos...

—Y después no pudiste respirar.

—No estaba respirando bien desde antes... El pánico me asfixia.

—Lo sé, Juls.

—Pero, cuando estaba en el agua, y ya me había rendido, creo que por un segundo pude respirar... Debajo del agua, ¿Entiendes?

Valentina guardó silencio, bajó la vista a sus ojos, brillantes y algo amargos de Juliana, estaban así desde lo ocurrido.

—¿Como cuando sueñas que estás debajo del agua? —murmuró —. Esto no parece ser otra dimensión, esto no parece real, es como un sueño, que no controlamos... Creo.

—Tus teorías se han vuelto fascinantes, Juliana —dijo la rubia con una sonrisa —. Es posible, quizás no tanto como un sueño, quizás es otra cosa.

—Significa que esto no es real... Y eso me lleva a pensar, ¿Qué tal si una de las dos no es real?

Valentina frunció el ceño.

—Si pudieron crear y controlar todo esto... ¿Y si una no es real? Deberían poder crear como un personaje... —sus ojos se llenaron de lágrimas. —¿Y si me enamoré de alguien que no existe? —preguntó, ladeando su cabeza.

—Yo existo, Juliana... O eso creo, pero, de cualquier forma, también estoy enamorada de ti —dijo, limpió sus lágrimas, los gruesos labios de la morena se curvaron un poco, en una sonrisa.

—¿Y si soy yo quien no existe?

Valentina no tuvo nada para decir, los ojos de la pelinegra se notaban perdidos, algo rotos y no con las mismas esperanzas con la que los había conocido. Se inclinó hacia ella y juntó sus labios de nuevo, en un amargo beso.

Lovely |JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora