—Bebé, ¿Estás listo? —cuestiono desde el lado contrario de la puerta del baño. —¿Por qué no sales mi amor?
—Nooo —alargó la "o" —no voy a salir —su voz se escuchaba quebrada. —Me veo feo y ya no me vas a querer así.
—Pastelito, no digas eso, —suspiré —tú eres el niño más lindo del universo. Tú nunca podrías verte mal con algo puesto.
—Tú lo dices porque me quieres —gritó y rompió en llanto.
—No, bebito, no llores. Amor, cada que tú lloras siento mi corazoncito estrujarse, me duele mucho escucharte sollozar, no lo hagas por favor —pedí, y lo escuché calmarse un poco. —Además, claro que lo digo porque te quiero, es más, lo digo porque te amo, pero no solo por eso, sino porque es cierto, nunca he visto que algo te quede mal y estoy seguro que hoy no será la excepción.
—Pe-pero Mailo...
—No bonito, nada de peros. Anda bebé, sal, muestraselo a papi.
Lo escuché soltar un suspiro, tardó un par de segundos en quitar el seguro de la puerta y por fin abrió; salió con la mirada baja y frotando los dedos de ambas manos entre sí, estando muy inseguro.
—Solecito, mira a Mailo, por favor —hizo lo pedido, y noté que tenía sus ojitos rojos e hinchados. —Te ves hermoso mi amor, esa faldita se te ve muy linda, el crop-top hace que tu cinturita se vea más linda de lo que ya es, esas media de gatito se ven tan, pero tan, adorables en tus preciosas piernas y amo como se mira esa diademita con tan lindas orejitas de gatito; mi amor, te vez perfecto —tenía nuevamente sus ojitos con lágrimas. —No quiero que vuelvas a decir que te miras mal con algo, ¿Okey bebé? —él asintió —tú eres el ser más precioso que el universo ha creado, y no me gusta que te sientas inseguro sobre usar lo que quieres.
—Lo-lo sé, pe-pero —hablaba entrecortado —las personas siempre me juzgan, y me hacen sentir mal —susurró, —dicen que me veo como una niña, ¡y no lo soy!, también dicen que me veo ridículo así y que debo de comportarme de otra forma —negué con la cabeza al escucharlo.
—No mi amor; quiero que quede muy claro en tu linda cabecita que no tienes porqué comportarte como lo dice una sociedad estúpida —el me miraba con ojitos atentos; —las personas siempre van a juzgar, siempre van a hablar y siempre van a opinar, pero está en ti saber a qué cosas hacerle caso, si los comentarios que te dicen son muy feitos no les hagas caso, pero si te dicen cosas como que eres el niño más bonito que existe y que con sonreír alegras la vida de cualquiera, justo como yo te lo digo, entonces sí, tómalos en cuenta —acaricié su mejilla. —Siempre habrá personas que tratarán de arruinar tu felicidad, pero no tienes que escucharlos bonito, esas o son personas que envidian lo bien que te ves —él soltó una risita —o son personas que se quedaron en los años de las cavernas y no entienden que cada persona es libre de hacer lo que se le de su puta gana —él volvió a reír. —Además si ese tipo de gente piensa que decir que te ves "como niña" es un insulto es porque claramente son muy estúpidos, porqué mi amor, ser mujer o ser un hombre femenino jamás será un insulto, las mujeres son muy importantes y no las debemos de objetivar o utilizar para hacer sentir mal a otras personas.
—Dijiste una mala palabra —sonreí al escucharlo —te oyes muy bonito diciéndola, pero no está bien, los niños buenos no dicen groserías —solté una carcajada al escucharlo.
—¿Gatito, de todo lo que te dije, fue eso lo único que escuchaste? —él se sonrojó y negó.
—Ño, si te escuché todo, Mailo —me abrazó y restregó su carita por mi pecho —gracias por tus lindas palabritas Emi, cuando las dijiste hiciste que mi corazoncito saltara de felicidad —reímos un poco.
—Me alegro que lo entiendas amor, además, yo le prometí a tus papis que haría todo porque tú estuvieras felíz.
—Y soy muy feliz contigo —sonrío. —¿Emi, tú eres feliz conmigo?
—¿Qué pregunta es esa mi amor? —él me miró confuso —claro que soy feliz, soy la persona más feliz que existe, desde que te tengo a mi lado.
Quedamos unos minutos más abrazados en lo que Joaquín se calmaba completamente, después de un rato nos soltamos pero rápidamente entrelacé nuestras manos.
—Ahora si bonito, podemos irnos por ese helado que te prometí —sus ojitos brillaron al escucharme decir eso —y podremos pasar todo el día juntos.
—¡Siii~! —gritó emocionado. —Daddy es el mejor, ¡Siempre me conciente!, Lo amo mucho —le dí un pequeño beso en sus lindos labios.
—Yo también te amo mucho, baby.
Dicho esto, salimos de la casa, subimos a mi auto y conduje hasta llegar a la heladería, yo pedí un helado de vainilla y limón y él uno de chocolate, terminó embarrandose un poco la cara, se veía sumamente tierno, con una servilleta lo limpié y él se sonrojó; seguimos disfrutando de nuestra cita, fuimos al cine, al parque, subimos a los juegos mecánicos y demás; si había personas juzgándonos no nos importaba, ambos estábamos felices de estar juntos, ¿Que importaba si a alguien le molestaba nuestra presencia? Esas personas fácilmente pueden voltearse, mirar a otro lado, taparse los ojos o simplemente ignorarnos, en nada les afectaba que nosotros fuéramos quienes somos y nos amaramos como lo hacemos.